Usan caballos como terapia alternativa en discapacitados

Desde noviembre del año pasado, hay sesiones de equinoterapia en el predio de Malabrigo de la Sociedad Rural de la que toman parte 14 personas con discapacidad.

Durante la fría mañana de pasado martes, un grupo de padres llevó a sus hijos al predio ferial de Malabrigo de la Sociedad Rural. No había ninguna exposición ni vista guiada en el lugar ni fueron citados allí por ninguna institución.
¿Qué hacían, entonces? Sencillamente acompañando a sus pequeños hijos con discapacidades a sus sesiones de equinoterapia, las que iniciaron en noviembre del año pasado a cargo de la profesora en Educación Física Carolina Ordóñez y de Marina Vázquez. También está colaborando en la tarea de amansamiento de los caballos la joven Bianca Borgobello que, en este caso, trabaja sobre Goliath, el último equino incorporado al equipo terapéutico.
Casi escondida debajo de su gorro de lana y debajo de un camperón está Flor esperando a subirse a “Negro”, otro de los caballos del grupo que completa “Mora”. Flor está casi muda, apenas si atina a asentir con la cabeza cuando le hacen una pregunta pero desata una enorme sonrisa cuando se sube al caballo y comienza su rutina de ejercicios de coordinación y de movimiento de manos.
Igual de contento se pone José Gabriel, con sus cinco añitos, cuando se sube. Y lo mismo le pasa a Josefina cuando le toca su turno. Desde que comenzaron con la equinoterapia, sus familiares han notado enormes progresos en ellos y los ponen de manifiesto.
Fabiana, mamá de Josefina, narra su experiencia: “Empezamos en noviembre del año pasado y realmente es un sueño para nosostros porque hacía rato que queríamos que Jose hiciese equinoterapia. Ella logró mejorar la estabilidad de su cuerpo, se puede sentar, y se puede poner de pie con ayuda, ha avanzado mucho aunque, por supuesto, se acompaña con la rehabilitación de la fisioterapia”.
La mamá de Flor, Liliana, cuenta que también comenzaron el año pasado y desde entonces notaron que la niña consigue estar más tiempo erguida y sin tener permanentemente la cabeza gacha. “El equilibrio mejoró muchísimo. Es bárbaro y especial para los chiquitos especiales. Se los recomiendo a todas las personas que tengan dificultades que lo hagan”, completó.
Igual de emocionada se muestra Rosa, mamá de José Gabriel porque gracias a la equinoterapia logró esquivar una operación de cadera a la que el niño de cinco años iba irremediablemente: “En diciembre, lo tenían que operar y cuando fuimos a la consulta, después de ocho sesiones de equinoterapia, los médicos me dijeron que su cadera y su columna habían mejorado y que el momento de la operación podía posponerse. Ahora estamos peleando para ver si se acomoda su cadera del otro lado”.
Rosa estaba muy angustiada por la situación que le volvía a tocar con su hijo porque ya tiene una operación encima: “Es una alegría saber que todo esto es gracias a los caballos y a la rehabilitación que él hace”, narró la mujer que fue una de las promotoras en difundir las bondades de esta terapia alternativa en los medios de comunicación local.

Cuando se unen profesión y pasión
Marina Vázquez y Carolina Ordoñez tienen en común, además de la amistad de toda la vida, la pasión por los caballos y fue una de las razones que las impulsó a realizar una capacitación sobre equinoterapia que después tomó como iniciativa el Ateneo de la Sociedad Rural que lo propuso a la comisión directiva y les ofreció el predio para ofrecer el servicio.
Antes de tomar alumnos, fue necesario un período de 90 días para preparar a los animales que trabajar en la terapia. Hoy, 14 niños y adultos con discapacidades participan de las sesiones de equinoterapia de lunes a viernes en horario matutino.
“Siempre me gustaron los caballos y me encanta la Educación Física porque en mi familia somos todos profes y me dije cómo conjugar las dos cosas. Hicimos el curso con Marina pero lo más difícil era tener el lugar porque tiene que ser especial y vino esta propuesta de la Sociedad Rural que nos permitió conjugar todo”.
En un corto tiempo, los participantes establecieron una relación especial con los animales pero también les sirvió para mejorar su rehabilitación. Eso les generó grandes satisfacciones a familiares y a los profesionales que están a cargo del proyecto.
Los interesados pueden comunicarse a los teléfonos de Marina (03525) 15521670 o de Carolina (03525) 15431119 o visitar el predio por la mañana.
Claudio Minoldo

Claudio Minoldo

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