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Municipio y seguridad

A raíz de los recientes actos delictivos que sufrieron familias de Caroya, una reflexión sobre el lugar del municipio en este flagelo.

Por: Amílcar Ñáñez (Presidente del Concejo Deliberante de Colonia Caroya)

El municipio como tal fue concebido para satisfacer las necesidades básicas de las comunidades que comenzaban a organizarse. Es el prestador de los servicios públicos esenciales y el que realiza las obras de infraestructura que requiere la población, para el desarrollo integral de sus ciudadanos.
Ahora bien, con el devenir de los años y el aumento demográfico de las pequeñas poblaciones, como también con los cambios de estilo de vida y el avance técnico y científico, el municipio va recibiendo una serie de demandas en cuanto a tipos de servicios y necesidades que debe cubrir, que hace su labor cada vez más compleja.
En Argentina, desde la década de 1990, con el fin del Estado de Bienestar, comienza una verdadera transformación. Primero, en el Estado Nacional, que va a ser reducido con el objeto de achicar costos y bajar los mal llamados “gastos” como son Educación, Salud, Seguridad y Justicia -que a mi criterio, deberían ser consideradas inversiones- los cuales comienzan a ser trasladados a la órbita provincial paulatinamente. Luego y más en el tiempo, comenzarán a trasladarse en cuenta gotas -pero traslado al fin- al eslabón más cercano en la relación ciudadano–estado que son los municipios. Hasta aquí se podría decir que no habría inconvenientes, precisamente por esa relación tan cercana que tienen los gobernantes con sus gobernados. Pero el problema es que a medida en que se fueron trasladando las funciones a las provincias primero, y a los municipios después, no hubo la suficiente contrapartida en cuanto a los fondos que debían cubrir esos mal llamados “gastos”.
Lo que ha provocado que muchos municipios pequeños del interior se tornen inviables y que no puedan sostenerse con recursos propios los costos que demandan tales acciones.
Pero me quiero detener, en este caso, puntualmente, en lo que a seguridad se refiere. Primero, para reflejar la realidad que nos ha tocado vivir a los caroyenses tiempo atrás, con los robos domiciliarios que tuvieron a mal traer a varios de nuestros vecinos. El tema en cuestión es que el municipio cumple el rol de contralor en las áreas de su competencia (medio ambiente, bromatología, comercio e industria, obras públicas, servicio de barrido, iluminación, recolección de residuos, etc.). Pero en cuanto a la seguridad de personas y bienes, el municipio puede y debe colaborar con la Policía que depende de la órbita provincial. Debe quedar debidamente aclarado que no es el municipio quien designa las autoridades policiales, pero sí es el que puede solicitar y peticionar para que el gobierno provincial tome las medidas necesarias para solucionar el problema en cuestión. En el seno del Concejo Deliberante se resolvió invitar a las autoridades, con el objeto de colaborar para revertir esta situación y llevar tranquilidad a la población.
La seguridad nos compete a todos como ciudadanos, independientemente del lugar que ocupemos en la sociedad. Una forma de vivir más tranquilos es siendo solidarios entre nosotros ante hechos de estas características. Los que ocupamos la función pública tenemos mayor responsabilidad, dentro de nuestra competencia. Pero eso sí, no deben confundirse ni mezclarse los roles del estado.
Claudio Minoldo

Claudio Minoldo

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