Mister FREUD

Por: Juan Manuel García Escalada (Docente, Psicólogo Social)

El tipo debe haberla pasado muy mal. Fines del siglo ´19 y principios del ´20. Decir que los niños tenían erotismo en su mundo infantil significaba recibir vituperios espeluznantes y ser catalogado de degenerado total. Y no paró allí. Luego vendría con el Inconsciente (Dios nos libre de los actos fallidos), y los discípulos que le siguieron y lo admiraron y cuestionaron y -como a todo buen maestro- lo superaron.
Mister Sigismund Freud nació un 6 de mayo de 1856 en Freiberg (Moravia). Conocido por Sigmund Freud, parece haber sido el niño mimado de mamá. Ejemplo: dicen que si lo molestaban las notas sonoras del piano de su hermana, ella tenía que detenerse para no molestar al pequeño. Su madre lo marcaría a fuego a éste, luego, gentil hombre burgués que no escaparía a su tiempo ya que los hombres son existencia de su propia época y, también, forma y sentir en sus creatividades: La dialéctica permanente entre el ser y no ser, que expresó Hamlet.
La influencia de sus conocimientos lo llevarían a ser mimado, endiosado, exagerado y vituperado a posteriori por una pléyade de intelectuales que cabalgaron sobre los estudios de la mente humana.
Freud usó el conocimiento de la historia de las sociedades antiguas para desarrollar sus teorías. Es que no se puede crear nada de la nada. Representamos fractales al infinito.
En sus estudios sobre la interpretación de los sueños, plantearía conceptos que se extenderían sobre el imaginario humano. Sociedades antiguas ya hablaban de la importancia de ellos para construir la “realidad humana”. Shakespeare ya lo enunciaba en sus magníficas obras de teatro. Los antiguos pueblos sumerios consideraban que la “Realidad” eran los Sueños Humanos. Los aborígenes tenían sus tribunos interpretativos representados por los brujos y, viniendo a lo más cotidiano, a las mujeres se las suele llamar brujas por su capacidad de mirar detrás de la pared, cosa que a los hombres no los llena de jolgorios porque se sienten que son menos sutiles a la hora de definir muchas situaciones del vivir diario.
Freud es un clásico. Y como lo decía Unamuno: “Para novedad lo clásico”. Novedades en la aldea global: El escritor francés Michel Onfray en su último libro “Crepúsculo de un ídolo. La fabulación freudiana” muestra a otro Mister Freud. Este francés, doctor en filosofía, cansado de enseñar la filosofía oficial, porque no enseña a filosofar, creó la Universidad Popular de CAEN, en Francia. Desde allí enseña a filosofar porque él di-ce: “ No hay filosofía sin psicoanálisis, sin sociología, sin ciencias, sin naturaleza...”. El libro es un escrito impiadoso. Muestra a un ser humano frágil y temeroso que busca sustitutos a sus ambiciones. Búsquedas, certezas y dudas existenciales que aquejan a todos los humanos. El equilibrio humano en lo emocional no es fácil, se cae presa fácilmente del desorden entre lo que se siente y lo que se quiere.
Irónicamente, revela una canción de Serrat cuando dice: “el hombre confunde lo que está bien con lo que le conviene”.
En su libro y a través de una investigación exhaustiva, Onfray va a mostrar a Freud como un ser angustiado, errático, ambicioso, depresivo, fóbico, además de cocainómano. Una persona que se acerca al régimen nacional-socialista para mantener el psicoanálisis vigente, que excluirá de su entorno a uno de sus grandes discípulos como W. Reich por pertenecer a la izquierda. Curiosamente, tiempo después el partido comunista alemán expulsará a Reich porque éste planteaba que una revolución debería tener en cuenta la sexualidad humana. Contradictorios, a veces, los que se pronuncian revolucionarios.
Sigmund Freud terminará sus días exiliado en Londres y morirá de un cáncer mandibular. En sus “Escritos breves” dirá: ”...Tal vez descubriremos otras posibilidades terapéuticas aún insospechables”. No todo es “ciencia racional”.
No hay en todo “genio” sino una contradicción entre sus “pecados” personales. Nadie es Dios, Nadie es nada. Onfray muestra que “ la mejor forma de ocultarse es bajo una brillante luz”.
Interpretemos el libro: Éste es Sigmund Freud. Un hombre. Lo que las generaciones futuras hagan de su figura responderá a ellos mismos. Y es allí donde las miradas contemporáneas escudriñarán y develarán cómo situar a un hombre dentro de determinados cánones.
Las pujas posteriores instaurarán a un individuo en lo social, de acuerdos a ideologías e intereses de clases que son convenciones de dominio del saber, y por consiguiente, de poder. Freud representaba lo innato del Ilustrismo, la “ciencia desde la razón” como último valuarte donde el hombre y la mujer conquistan y muestran su inteligencia. Ello era anillo al dedo para un poder que tomaba del psicoanalista, y sus estudios, adoptándolo a los propios intereses dominantes. Wilhelm Reich, Otto Frank, Sandor Ferenczy y muchos otros hasta el presente, refutaron y refundaron las teorías freudianas. Pero no es casual que muchos de los que vivieron a posteriori a Freud son “ignorados”.
Hay, sin dudas, intereses confrontados para cuestionar determinadas coordenadas científicas que se puedan apartar de parámetros establecidos. El médico vienés es el ícono inamovible de las teorías psicoanalíticas . Tiene la gloria del “saber perfecto” en lo imperfecto. Y Freud estará al “principio”.
La dialéctica que él empleo, es movimiento constante, es lo fundamental y lo secundario, lo particular y lo general, lo oscuro y la luz.
Sin embargo, se lo ha pretendido desde diversos sectores endiosarlo y negar sus aspectos de humano cotidiano, y otros han pretendido sustituirlo, y/o deslegitimisar o negarlo.
Ni lo uno, ni lo otro. Freud ocupará la historia como parte y paso de muchos otros desarrollos del conocimiento de la mente, para lograr una comprensión mas cabal de las conductas humanas.
Claudio Minoldo

Claudio Minoldo

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2 comentarios:

  1. Prueba de comentario

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  2. Felicitaciones Escalada muy buen criterio como siempre y sobre un tema muy latente del que poco se habla! Adrián Rolfo

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