
No importa si toca en un estadio para miles o para 40 personas en la Casa del Friuli: Raúl Carnota es el mismo en cualquier escenario y en cualquier público. Dueño de un repertorio exquisito, este folklorista de “culto” entre sus pares estuvo en Caroya y se dispuso al diálogo sobre muchos temas, con mucha modestia.
¿Cómo encontrás ese estilo tuyo tan propio en relación a lo que se pueden escuchar en los festivales?
- Cada músico es una individualidad y cada uno de nosotros hace lo que sabe y lo que puede. Algunos podemos menos; otros, más. Eso se traduce en lo que resulta arriba de un escenario. Ahora, el tema de la música criolla que sería lo que se denomina como “Folklore” es lo mismo que la cultura: hay una cultura y hay una industria de la cultura. Y la música también tiene una vertiente que es la industria de la música. Hay distintos representantes y distintas expresiones de lo que sería nuestra música autóctona que es una fusión de la cultura indígena, de la cultura negra, y de la cultura europea.
De esa fusión que mencionás, ¿Cuánto prevalece en nuestros días?
- Hay músicos que se forman más que otros. Pasa lo mismo en el tango y hay públicos para todos. Es lo mismo que el vino donde tenés tetrabrik, común de mesa, y después los tres cuartos, reservas. Hay para todos los gustos y con la música sucede exactamente lo mismo.
Muchos músicos dicen que si te tuviesen que comparar con un vino, serías un malbec añejado en barrica de roble. ¿Cómo tomás ese reconocimiento?
- La gente es muy buena conmigo, muy generosa. En realidad, lo complicado de esto es mantenerse en el camino. Siempre he hecho lo mismo y he sido igual, toque en donde toque, en un festival muy importante, toque acá en Argentina, toque en Europa, Canadá, o cualquiera de los lugares donde vamos. No es que invento una cosa para tocar en cada lugar ni me ajusto al público. Lo único que hago es mostrarle adonde vaya lo que siento, con qué es lo que yo vibro y me emociono.
Mantenerse en un camino, implica haber hecho elecciones. ¿Dónde te condujo esa búsqueda?
- Me condujo a ser uno de tantos representantes de esta músioca y a tener un pequeño espacio junto con un montón de compañeros que están en este mismo camino. Es como una profesión muy buena porque uno es como un “elegido” porque es una persona que vive de lo que hace y hace lo que quiere. Cuando uno hace lo que quiere, tiene sus precios, siempre. Por ejemplo, la vez pasada veía un periodista que por hacerle una entrevista en serio al dueño del canal lo echaron. (N de la R: Reynaldo Sietecase al que le levantaron los programas Tres Poderes y Lado Salvaje del canal América). Cometió el error de ser honesto con el mismo e hizo lo que hice yo: trato de no traicionarme conmigo.
Componés y cantas tus propias canciones, pero ¿cómo te sentís cuando otros te versionan?
- Sou súpercrítico con lo que yo hago, no así con lo que hacen los demás. O me atrapa o no lo que otros hacen. Pero no soy quien para juzgar lo que hacen los demás. Y sí, cuando otro hace una versión de algo que yo compongo, que a mí no se me ocurre, me parece fantástico.
¿Te pasó con alguna en particular?
- Sí, ha habido muchísimas versiones de mucha gente y de muchos temas. Por suerte, hay temas que a muchos intérpretes le gustan. Además, no soy un cantautor. Yo versiono temas de otros también.
Tradicionalmente los músicos vendían discos y hacían shows y festivales. Hoy la industria discográfica está en jaque por la piratería ¿Cómo te llevás con esa cuestión?
- Me tocan las generales de la ley porque soy productor de los discos que hago. También tengo ése problema pero elegí no andar por los rincones llorando. En general veo que la gente que más se queja es la de los sellos multinacionales a los cuales pertenecimos y que tenían en el ´80 un doble juego de libros. A nosotros nos engañaban no sólo en las regalías y en la cantidad de discos vendidos sino engañaban a SADAIC y pagaban menos. Pienso que con todo ese dinero -porque no me pasó a mí sólo sino a todos los que tuvieron en los sellos multinacionales- que en realidad no cobramos todos los intérpretes y que tienen las compañías puede servirles de capital antishock. Hemos ido más de un lugar, entrar en un negocio que venden discos, pedir por un artista y que nos contesten cuál de los dos queremos. Si el verdadero o la copia. Es ley de juego, es así. Para nosotros el disco es un vehículo de llegar y si hay alguien que lo levanta en internet en Japón por ahí terminamos tocando en Japón. Esta es una época particular donde a los más poderosos esta crisis les sirve para arrancar una porción más de la gente que trabaja. Eso lo están viendo en Europa -que a nosotros nos tocó en el 2001- pero ahora llegó ese tremendo animal que es el neoliberalismo que comenzó a comerse por la cola y ahora llegó a la cabeza.
No hay comentarios:
Publicar un comentario