Por: Oscar Beas (GRUEJMA)
Como todos deberíamos saber, el 5 de junio fue instituido para celebrar una feliz iniciativa a nivel mundial. Desde ese entonces, la especie humana debe empeñarse en cuidar nuestro bello Planeta azul ya que se habían detectado signos físicos alarmantes en los ecosistemas, consecuencias no deseadas de la llamada civilización industrial y el aumento de la población.
Ambos factores venían produciendo, y agotando en muchos casos, su capacidad de reacción y alterando el equilibrio esencial para la vida de las distintas especies.
Haremos un breve repaso sobre ese magno acontecimiento, que fue como una bisagra que marcó un antes y un después. Como una Buena Nueva que solo la inteligencia humana podía generar.
Tomamos conciencia de que los recursos naturales no son infinitos y que, por el contrario, debemos protegerlos y cuidarlos porque de ellos depende el futuro de los habitantes del planeta Tierra.
Hace justamente 38 años, el 5 de junio de 1972 en la ciudad de Estocolmo (Suecia) se realizó la Primera Conferencia Mundial sobre Medio Ambiente, organizada por las Naciones Unidas, donde participaron 1200 Delegados de 110 países miembros.
Transcurrió hasta el 15 de ese mes y es la “Primera Visión Ecológica” de nuestro mundo. Se hizo una síntesis de los principales problemas y conflictos que ya existían, generando una serie de recomendaciones y a-cuerdos entre los países participantes.
Pero fue recién a fines de ese año y principios de 1973 cuando se tradujeron a la práctica las recomendaciones, opiniones y acuerdos para cuidar el medio ambiente, al aprobarse el Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUD), que sirve -aun hoy- de referencia para las políticas globales de todos los gobiernos del mundo.
Es de resaltar, también, que este despertar mundial no fue uniforme ni continuo, prueba de ello es que recién en 1987, con el Informe Brundtland (nombre de una diputada noruega) se avanzó en forma decidida y concreta, sobre los poderes económicos, al establecer como paradigma ambiental, el Desarrollo Sostenible o Sustentable en la economía, haciendo primar una nueva concepción, con sentido conservacionista, puesto que este desarrollo implica una búsqueda de equidad intergeneracional, para así acotar el disfrute de de los recursos naturales, de los ecosistemas y del entorno, no sólo para los actuales habitantes, sino permitiendo también ese disfrute, a las generaciones venideras. Es la Matriz ideológica sobre qué es Desarrollo Sustentable.
Este andamiaje teórico influyó además, en el Derecho Civil, puesto que se impusieron límites a algunos derechos individuales, que no volverían a ser absolutos. Por ejemplo, el derecho de Propiedad, donde ya no se puede hacer lo que se quiera con el suelo o con los recursos naturales en los procesos de producción de bienes y servicios porque deben observarse estrictas legislaciones que protegen el Ambiente y la salud comunitaria. Se han impuesto, también, nuevas exigencias al uso del suelo en las planificaciones urbanas, en el cuidado del Espacio Público y su valoración, como lugar de encuentro y disfrute comunitario.
En la administración del Orden Público, se crearon dependencias como Ministerios o Secretarias del Estado Nacional, provincial o Municipal que se ocupan, específicamente, al cuidado del Ambiente.
Esta toma de conciencia social está avanzando aunque muy lentamente. Todavía tenemos leyes ambientales como la Ley de Bosques Nativos, o de estándares de mediciones de contaminación de efluentes o epidemiológicas, increíblemente sin reglamentar. Tampoco se ha logrado internalizar en el sistema educativo el tema ambiental, porque no hay suficientes educadores, profesionalmente preparados, para esta enorme tarea de sustitución de valores, de priorizar ese cambio de hábitos, que deseche el Consumismo, porque lo que la Economía explica como escasez es, en realidad, la proliferación geométrica de necesidades superfluas e insatisfechas que son su esencia.
Porque se busca unir artificialmente la utilidad de un producto, es decir, la felicidad causada de tener ese objeto con la necesidad de fabricarlo, en un círculo virtuoso que, únicamente, genera ganancias para unos pocos e incrementa y legaliza la codicia.
El corolario final es que la maximización del consumo, con el objeto de obtener ganancias, ha producido en los últimos 25 años una transformación planetaria que nadie discute, aunque aún no se haya terminado de comprender la magnitud de esta tragedia de autodestrucción.
Por ello, cada 5 de junio se pide cuidar nuestro planeta en todo el mundo. Aquí, niños de nuestras escuelas realizaron una campaña de reciclado. Debemos involucrarnos y apoyarlos cálidamente para acompañarlos en su crecimiento, inculcándoles pautas sobrias y amigables con el medio ambiente. Que se “prendan” también en campañas para plantar árboles, de limpieza y cuidado del Río, de de-salentar el uso de bolsas de plástico o contra la contaminación con agroquímicos.
Porque todos y cada uno podemos arrimar nuestro granito de arena. Que luchen con la consigna de Ser más antes de la de Tener más, desechando el endiosamiento de los bienes materiales.
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