“Tenemos que volver a asegurar el amor”

La psicopedagoga que se hizo conocida por su columna de opinión en los noticieros de canal 8 compartió con los papás del IPEM 272 una amena charla donde los límites y la recuperación de la función paterna fueron tema repetido.

Liliana González estuvo en Jesús María el pasado martes para dialogar con los papás del IPEM 272 a través de una charla que se tituló “Entre el amor y los límites”.
La psicopedagoga que se hizo conocida por sus columnas de opinión en Teleocho ofreció algunas claves sobre el tema.

Suele ser un tema complicado para los padres, el de los límites

- Los adolescentes están en demasiado riesgo, más allá de los riesgos típicos de una adolescencia. Tenemos demasiada muerte, demasiado fracaso escolar, demasiada deserción universitaria, demasiado chico sin saber qué hacer con sus vidas. Entonces, urge volver a retomar la función educativa que ha sido casi depositada en la escuela cuando, en realidad, es la familia primero. Familia y escuela, no familia en contra de la escuela. Como volver a restituir esta alianza que está tan rota y donde cada quien se haga cargo de lo que se tiene que hacer cargo.
A los hijos se los construye a puro amor y puros límites y si nos acordamos de los límites en la adolescencia estamos llegando tarde. Un bebé necesita ser limitado porque tiene que aprender de tiempo, espacio, de ritmos. Un niño tiene que ser limitado, tiene que aprender a compartir, a esperar, a pedir turno, a respetar, a hacer sus cosas, a ser autónomo, responsable. ¿Para qué? para que lleguen a la adolescencia un poco más armados, con una autoestima fuerte, con una vida sana, con menos pantalla y más deporte, con menos pantalla y más juego con otros chicos, con más libros. Todo eso está haciendo falta y para eso hace falta papá y mamá con un poquito más de tiempo gozoso y filtrar un poco este mundo que les entra desde lo mediático con toda su parte buena y todo su horror.

¿Cómo se hace para poner límites sin culpas?

- Hay que estar convencidos de que uno está haciendo un buen trabajo y de que dio. Uno no puede pedir que el chico acepte el “no” si no hubo un amor asegurado. Los chicos terminan aceptando el no cuando saben que es porque se los quiere, porque se los protege, porque se los cuida.
Tenemos que volver a asegurar el amor y eso no se hace con mensajes de texto, o una vez a la semana. Se asegura con un tiempo diario, un tiempo de verdad de encuentro donde me importe lo que mi hijo me tiene que contar, no solo cómo le va en la escuela. Que la oreja de mamá y papá esté a disposición de los chicos, mirándolos a la cara e interesandose por lo que les pasa. Si papá y mamá no abren ese espacio, los chicos van a ser cada vez más sintomáticos porque nos van a decir con síntomas lo que no están pudiendo decir con palabras.

¿Cómo se compatibiliza esto con el espíritu de la nueva ley sobre minoridad?

- El trato nunca puede ser igualitario. No hay educación si no hay asimetría. Papá y mamá están un escalón más arriba que el hijo, no para ser autoritarios sino para tener autoridad. Porque hay algo que papá y mamá saben de la vida que ellos todavía no. Si nos ponemos en el mismo escalón, no podemos educar. Si nos ponemo en la cosa del compañerismo, del amigote, no educamos. Los chicos tienen todos los derechos pero los padres tienen la obligación de educar porque los chicos no saben dónde ir. Son papá y mamá los que van a decir aquí no, acá sí, son los que van limitando, encauzando, enseñándoles que hay tiempos, que hay espacios privados y públicos, que hay cosas íntimas y cosas que pueden ser mostradas. Todo ese trabajo lo tienen que hacer los padres y eso es educación.
Claudio Minoldo

Claudio Minoldo

    1 comentario:

    1. ME QUEDÉ CON MUCHAS GANAS DE SEGUIR LEYENDO MÁS, DONDE PUEDO CONCEGUIR EL LIBRO DE LILIANA GONZALEA ??
      HAY ALGUNA CHARLA EN LOS PROXIMOS DÍAS ASÍ PODEMOS IR ??

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