Como si se tratase de otro Boca-River se presentó en los medios masivos de comunicación la pelea por la defensa de los bosques nativos en la provincia de Córdoba. En un rincón aparecen los testimonios que brinda la Comisión de Ordenamiento Territorial de Bosques Nativos (COTBN) y en el otro los de los productores agropecuarios, especialmente los pequeños ganaderos, representados por sus organizaciones de base.
Pero, en realidad, hay buenos puntos de coincidencia entre los proyectos que diseñaron cada organización por su parte. El planteo original es que puedan marcarse en un mapa con los colores verde, amarillo, y rojo los espacios donde se pueda intervenir o no para permitir o frenar el avance de la frontera productiva.
Y tanto la COTBN como los productores coinciden en que no se debe avanzar, bajo ningún punto de vista, sobre el bosque nativo primario, es decir, las zonas del mapa que irían pintado de rojo.
La diferencia se encuentra en lo que se denomina bosque nativo secundario, que también se conoce como fachinal. Sobre este punto, la COTBN opina que también hay que pintarlo de rojo, mientras que las entidades del campo sostienen que allí la pintura debe ser amarilla, es decir, un territorio de transición al cual se lo pueda intervenir con un plan de manejo sustentable.
La COTBN fundamenta su postura en que el “fachinal” es susceptible de volverse bosque nativo primario, opinión con la que no concuerdan los ruralistas.
Ambos proyectos están en manos de los legisladores provinciales que han iniciado una serie de consultas y las opiniones son encontradas. Algunos avalan completamente el proyecto de la COTBN, otros tienen una postura conciliadora entre los dos proyectos, y algunos están decididamente del lado del proyecto que presentaron los productores a través de Cartez.
Ningún vecino se negaría a firmar una consulta que incluyera la pregunta sobre si es necesario proteger los árboles o no. Incluso los productores firmaría a favor de protegerlos.
Pero si en el culebrón se presentan a unos como héroes y a otros como villanos, lejos se estará de arribar a una coincidencia que les devuelva los pulmones de oxígenos a todos los cordobeses, incluso a los que no tienen campo.
La caminata campesina que terminaría el viernes en la ciudad de Córdoba también pasó por Jesús María donde se pudieron escuchar testimonios de coterráneos que no sólo tiene preocupación por la desaparición del bosque sino por la usurpación de tierras, por la desertificación de sus lugares, por las dificultades por exceso o falta de agua, por la desaparición de flora y fauna autóctona y por la pérdida de una cultura de producción y trabajo.
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