Editorial: Capacidad de inventiva

Lo que no se financia con recursos económicos se debe suplir con gestiones. La afirmación vale para todo tipo de institución y para el Estado también.

Parece que ha llegado el tiempo de las vacas flacas para las administraciones y es en tiempos de retracción donde se deben demostrar las condiciones para liderar procesos que no hagan tambalear las instituciones. Dicho de otro modo: si falta plata que no se note.
Junio suele ser un mes complicado en términos financieros porque a las obligaciones habituales en términos de remuneración se le suma el pago del medio aguinaldo. Es decir, alivio para empleados y preocupación para empleadores.
No es novedad que desde principios de año se viene notando una retracción en el envío de fondos coparticipables a los municipios del interior de Córdoba. No se trata de cifras preocupantes, pero sí de cifras muy por debajo de las expectativas que se había puesto en ellas.
Aunque hubo una mejora interanual en los recursos que la Nación le gira a las provincias, no hubo idéntico comportamiento entre la provincia y los municipios.
Los que veían venir un proceso de detenimiento en el incremento de los recursos coparticipables se anticiparon a ello y generaron hace 60 días medidas para garantizar ingresos por vía del ahorro y del recorte de gastos superfluos.
Pero esa masa de funcionarios previsores no generaron un contagio masivo entre sus pares y los que tienen recursos para pagar el medio aguinaldo completo y en tiempo y forma son más la excepción antes que la regla.
Es decir, que no toda preocupación en términos financieros es atribuible al gobierno de Córdoba sino al espíritu imprevisor que parece ser el sello distintivo de las administraciones municipales y comunales en general.
Por eso, urge la necesidad de pedirles a los dirigentes inventiva, creatividad, y gestión para sortear decentemente lo que hoy es un aprieto económico.
Con esto, se propone que los municipios agudicen el ingenio para seguir prestando idénticos servicios a su comunidad, pagando a los proveedores y garantizando la remuneración de los trabajadores.
En muchos casos, la resolución de los problemas tiene que ver con la reasignación de recursos, la renegociación y dilación del pago de obligaciones en el tiempo, y el recorte de todo tipo de gasto innecesario.
Lo agradecerán las ciudades  y localidades en las que una crisis de nota demasiado cuando dependen casi exclusivamente de las acciones que genera el Estado en su versión local, como ocurre en muchas localidades del norte cordobés.
Y no está de más pedir prudencia en el manejo de los fondos que son limitados para las demandas ilimitadas de las comunidades. Sobre todo, sean inventivos para con aquellos que están en situación de pobreza y cuya fragilidad dentro del sistema los hace más vulnerables.

Claudio Minoldo

Claudio Minoldo

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