Esteban Zanconi terminaba el primer año de la carrera de Medicina con buenas notas y todavía recuerda que a su madre se le piantó un lagrimón cuando le anunció que iba a dejar porque se iba a dedicar a la gastronomía.
Claro que no se trataba de una propuesta alocada porque en la familia siempre hubo conexión con la comida y el propio Esteban recuerda haberse iniciado en la cocina de muy pequeño, mientras sus padres salían a trabajar afuera.
Y así fue que se puso a estudiar con la misma seriedad que había encarado Medicina la carrera de Técnico Superior en Gastronomía y de Técnico Superior en Organización de Eventos y Espectáculos.
“Siempre me gustó el rubro. Y cambié de carrera en función de poder construir un futuro más acorde a mis necesidades tratando de hacerlo de la mejor forma”, explicó Esteban sobre el inicio de la empresa familiar que, aunque lleva su nombre, cuenta con el apoyo incondicional de su hermana Cecilia (también Técnica en Turismo y en Gastronomía) y de papá y mamá.
Están en el mercado de la organización integral de eventos desde hace poco más de ocho años y su último emprendimiento es el salón Índigo en el predio de Malabrigo de la Sociedad Rural de Jesús María. Lo hicieron desde cero, pensando en cada uno de los detalles: que no se vea ni un cable, que sea acústico, que tenga la altura adecuada, que suene música y permita hablar a los que disfrutan de un evento y, obviamente, que tenga la mejor comida.
“Nuestros viejos nos han dado una mano enorme a Cecilia y a mí, apoyándonos. De hecho, la primer cocina la tuvimos en casa. Mientras más ayuda necesitamos, más están. Además, todavía son jóvenes y eso nos permite crecer de otra forma”, añade Esteban sobre la empresa familiar.
Cuando se le pregunta a Esteban respecto de cuáles cree que son los secretos del servicio, responde: “Lo que nuestros comensales nos reconocen es nuestra vocación de servicio: el hacer todo lo posible porque la gente la pase bien, independientemente de lo que ofrecemos en comida. Una cosa es lo que te llega la mesa, pero más importante es que la gente se sienta a gusto. Nosotros no vendemos comida. Vendemos un momento agradable”.
Aunque parezca algo abstracto, los Zanconi se toman el trabajo en cada evento de recorrer las mesas y hacer una mini encuesta de satisfacción. En los registros, cuentan con orgullo que el 90 por ciento de la gente que participa de un evento se retira satisfecho y es la mejor carta de recomendación para futuros clientes.
Y manejan precios razonables a la par de contar con una gama enorme y variada de menúes, y de tener las instalaciones impecables en cuanto a higiene y seguridad.
“La experiencia de nuestros clientes comparadas con otras experiencias anteriores es que resolvemos todos los problemas: salón, climatización, decoración, guardia, centros de mesa, tarjetas, sonido, sadaic, aadi-capif, catering, y bebida en precios razonables. Cuando hacés números de todo eso, resulta que con nosotros gastás lo mismo o menos que si lo hacés por tu cuenta”, completa Esteban.
Esteban Zanconi Eventos tiene la concesión del salón Índigo por 10 años y abrió sus puertas al público el viernes 22 de junio. Vale la pena visitarlo.
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