Guillermo Visintín es cordobés pero fue el Coordinador del Plan Provincial de Lectura de Tierra del Fuego durante mucho tiempo. Jubilado, volvió a Villa del Totoral y sigue despuntando el vicio de motivar a la lectura.
Guillermo Visintín es profesor en Letras, especialista en Literatura Infanto Juvenil, fue director del Plan de Lectura en Tierra del Fuego y capacitador Docente en Formación de narradores y Promoción a la Lectura. Un tipo que tiene un manejo precioso de la palabra y con quien da gusto sentarse a charlar un rato. Aprovechamos una reciente visita a Jesús María para hacerle un pequeño interrogatorio.
Entre las profesiones, el hombre de las letras es el que menos herramientas materiales necesita, pero es el que necesita la herramienta más compleja que es la palabra
- Ni más ni menos. No necesita herramienta material, digamos, pero que debés haber tenido tantas herramientas literarias como para poder construir tu propia textoteca interna que es lo que te habilita para hacer uso de la herramienta de la palabra precisa. Detrás de un cuento, hubo mil historias y clásicos, modernos y contemporáneos.
De esas mil historias que componen tu textoteca ¿Cuáles son las que formarían parte de tu selección?
- En eso soy como muy ecléctico porque tengo pasión por algunos clásicos y a la hora de contar me gustan tanto contar las mil y una noches como contar la odisea de Ulises tratando de volver a Itaca y defender a Penélope y a ver quién teje y quién desteje porque esto del tejer y destejer es el hilo que conecta todas las historias porque cuando uno lee, o cuenta, o escucha una historia esta textoteca interna va conversando entre sí por lo de la intertextualidad. Toda historia remite a otra historia y a otra y a otra y se da una conversación tremenda adentro de esa textoteca. El hilo es como una especie de urdimbre que va amalgamando las historias.
¿En qué lugar te ubicás? ¿En el del que le tocó hacer cosas importantes o al que le devuelven sonrisas los niños después de una buena historia?
- Estas pequeñas maravillas son, en realidad, las más importantes, los verdaderos logros. Siempre decíamos con los compañeros que construíamos el equipo del Plan de Lectura provincial de Tierra del Fuego con los que hacíamos un viaje de muchas horas cruzando la cordillera para llegar a una escuela rural y quedarnos de un día para el otro y trabajar para 20 chicos; decíamos ‘si pudimos tener impacto en un chico y despertar la pasión por la lectura en un chico’ estuvo bárbaro, el viaje fue corto. Esos me parecen los mayores logros: construir un lector autónomo e independiente. Eso me parece más importante que haber participado de grandes proyectos provinciales o nacionales.
¿Te da la impresión de que en la educación de nivel medio no es central la enseñanza del uso de la palabra? ¿Fue diagramado que la gente no se apropie de la palabra?
- Parece que estuviera hecho para que nadie se apropie de la palabra. Este parece, en realidad, es una aseveración. Los gobiernos de facto y los gobiernos de ultra derecha que hemos tenido en este país por larguísimos años sistemáticamente trabajaron para que no nos pudiéramos apropiar de la palabra. Esto no es una casualidad, ni es parte de la globalización, ni del mundo tecnológico, ni de los mitos que dicen que los libros tienden a desaparecer o que el libro es un objeto perimido. Hubo una clara intencionalidad en esto de la no lectura. Si uno revisa lo que fue durante los ‘70 la lista de los libros prohibidos nos vamos a encontrar con una Elsa Bonnerman y con que Un elefante ocupa mucho espacio era un libro prohibido. Y el argumento por el cual se prohibe es porque tiende a una imaginación excesiva. Esas cosas insólitas hicieron que tuviéramos una argentina no lectora, que pasáramos de los primeros lugares entre los países de América Latina en cuanto a la lectura en los sistemas escolares. Eso hace que tengamos en este momento docentes que sean no lectores. Lo importante es recuperar al docente como lector porque, seguramente, vamos a tener un lector apasionado que pueda trasmitir la pasión por la lectura. Nadie puede trasmitir lo que no le apasiona. Las prácticas de lectura en sí se han ido diluyendo en la escuela porque desapareció de la currícula. La palabra lectura vuelve a aparecer nuevamente a partir de la nueva ley de educación. La anterior, nociva como pocas, la Ley Federal de Educación, fue una ley que sostenía currículas donde la palabra lectura no existía.
Pero esa es una ley de la democracia
- ¿Qué democracia? De la democracia menemista. Si teníamos un sistema bamboleante, esa ley hizo estragos. La nueva ley hace reaparecer la palabra lectura en repetidas oportunidades. Ahora hablamos de la lectura como un derecho constitucional. Los chicos tienen derecho a la lectura de calidad.
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