La Escuela de Ajedrez de Jesús María compite en Río Ceballos por lugares para el Nacional

Los dirigidos por Fernando Albarracín se medirán ante ajedrecistas de todo el arco norte provincial con la ilusión de clasificar a las instancias nacionales.

Unos 25 niños y adolescentes que se preparan en la Escuela de Ajedrez de Jesús María que funciona al lado de la Biblioteca Sarmiento tomarán parte del Festival Nacional de Ajedrez Infantil y Juvenil que se desarrollará en Río Ceballos.
Se trata de la primer semifinal de los campeonatos provinciales Sub 8 a Sub 18 de la Asociación de Ajedrez de la Provincia de Córdoba. Este importante torneo clasificará a los mejores jugadores nacidos a partir de 1994, a las semifinales del Campeonato Argentino de Ajedrez de la Juventud 2011.
“Son partidas a una hora de reflexión por jugador, así que los chicos juegan tranquilos y siempre pensando en encontrar la mejor jugada y no verse apurados por el tiempo”, explicó el profesor Fernando Albarracín sobre la modalidad que utilizan en el torneo.
El desafío para la Escuela que comenzó a funcionar en 2009 y que ya clasificó a dos jugadores al Mundial de Ajedrez que organiza Brasil este año a fines de diciembre es retener a los más “grandecitos” porque se trata de una actividad que pone en funcionamiento la mente y que tiene algunas similitudes con algunas asignaturas de la escuela. En algunos casos, los ajedrecistas se van con tareas para realizar en casa o se llevan cuadernillos para estudiar.
Sin embargo, hay un buen número de jugadores adolescentes y, generalmente, se acercaron a la escuela porque los padres o algún familiar le enseñó los primeros pasos o son ajedrecistas amateurs o avanzados.
Al principio, las clases se realizaban los sábados por la mañana y se fueron acercando junto a sus familiares. Tomy Vicente, por ejemplo, creció viendo jugar a su padre Hugo y a su tío Guillermo. A los cinco años ya sabía jugar y hacer jugadas un poco más complejas como enroques.
Es el mismo caso de Bruno Roldán que se consagró campeón argentino hace poco tiempo, cuyo primo Nicolás Mayorga de Buenos Aires es maestro de la Federación Internacional de Ajedrez.
Federico Casado tomó sus primeras clases y al poco tiempo se presentó en un torneo que ganó de punta a punta. Se notó que su padre, Olvaldo Casado, había sido un buen instructor. Después, fue imparable ya que logró clasificar junto a Bruno Roldán para el Mundial 2011.
En el último tiempo también se dio el caso de abuelos que toman clases dentro del programa de PAMI Ágilmente y que se cruzan con sus nietos en la Escuela generando un choque entre generaciones muy interesante.
El club local tiene 55 alumnos que se dividen entres niveles: incial, básico, y avanzado y todos tienen al menos dos clases semanales. Quienes se vand estacando en los torneos, al mismo tiempo, toman algunas clases personalizadas para mejorar su equilibrio.
“Hay jugadores que defienden muy bien y otros que atacan bien, pero la intención es que logren el equilibrio para que no pasen de estar muy felices a la agonía, que no pasen de un extremo a otro porque eso genera un estrés innecesario”, explicó Albarracín sobre la preparación de los jugadores.
De hecho, existe un mito respecto de lo bien que se las pasa en los torneos tratándose de un deporte que se juega sentado, en el que hay que pensar mucho, que se disputa en silencio, y en el que un error puede costar una partida.
Es cierto que los niños son los que más disfrutan las instancias de competencia, pero los profesores sudan la gota gorda estudiando a los futuros rivales de sus aprendices, sugiriendo estrategias, y tratando de que la Escuela logre la mayor cantidad de premios posibles para la ciudad que representan.
Claudio Minoldo

Claudio Minoldo

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