Editorial: Cuando fallan los pronósticos

Exceptuando la elección de Catamarca, la voluntad del electorado ha sido reacia a las encuestas previas. ¿Sirven las encuestas?


El tamaño de la muestra, la división geográfica del espacio a relevar, y la claridad del instrumento con que se encuesta son elementos claves para saber si una encuesta tiene posibilidades de pronosticar algún resultado.
Pero, pueden confluir todos los elementos y, de todos modos, resultar algo diferente el día de una elección cualquiera. Encuestadoras muy serias no pudieron diagnosticar lo que pasó en Chubut, tampoco lo que pasó en la ciudad autónoma de Buenos Aires, y mucho menos aún lo que sucedió recientemente en Santa Fe.
Estas flojas performances a nivel nacional y con encuestadoras de prestigio hacen pensar que, a nivel local, ¡mucho menos se puede creer en lo que dicen las encuestas!.
Sin embargo, en el ánimo de los partidos no se pudo despegar el dato que les acercaron. ¡Quedate tranquilo que estás 15 puntos arriba! ¡Dormí sin frazada que estás diez puntos arriba! ¡Vamos que estábamos terceros cómodos y ahora ganamos! fueron los comentarios que les fueron acercando a los candidatos jesusmarienses sus entornos.
Y la verdad es que se trata de un escenario tan complejo que solamente un aventurero se atrevería a dar un pronóstico para el domingo 7 de agosto.
Como están dadas las cosas, Cualquiera de los candidatos puede salir primero en la preferencia de los votantes, pero también puede salir tercero.
¿Dónde está la diferencia? Claramente en la campaña electoral que no lo es todo pero es mucho más de lo que algunos supusieron. La gente necesita confiar en la persona a la que le deposita su voto y para eso necesita conocerlo. No hay otra forma de conocer a la gente que yendo a verla. Algunos partidos hicieron mejor esa tarea que otros, está claro.
La otra diferencia está en el efecto arrastre que puede tener el referente provincial en la elección. Algunos creen que ese arrastre es todo y otros que ese arrastre es nada. Ambos están equivocados aunque no se pueda mensurar demasiado esa variable.
Una tercera diferencia está en la presencia masiva que aseguran los carteles, las rodantes, los folletos y trípticos, y la presencia en los medios de comunicación locales. La presencia en estos rubros se emparejó recién en los últimos 15 días.
Y aun habría una diferencia entre los que proponen cambiar la “gestión”, una tarea que no siempre se logra cuando los aciertos y desaciertos están parejos.
Lo deseable: que vote la mayor cantidad posible de vecinos y que lo haga en dosis parejas de razonamiento y de sentimiento porque así es la política. Después de todo, el control de lo que venga será una acción que tendrá que emprender la ciudadanía si cuenta con las herramientas para hacerlo.
Claudio Minoldo

Claudio Minoldo

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