Una invitación a pensar en la necesidad de cuidar el arbolado urbano por sus innumerables servicios ambientales.
Por: Oscar Beas [Grupo Ecológico Jesús María (GRUEJMA)]
La rigurosidad de los recientes fríos que impactaron por su intensidad, nos recuerda que estamos en el mes de julio, pleno invierno, época del año indicada para iniciar las tareas de forestación, realizar trasplantes de especies, reponer faltantes en los espacios públicos y márgenes del rio, entre otros lugares. Tareas a cargo de funcionarios de las áreas de espacios verdes municipales, pero también de los vecinos, por la responsabilidad social, de la que debemos hacernos cargo y no dejar a ellos, la exclusividad de atender los problemas ambientales que nos atañen y que influyen en nuestra calidad de vida.
Decíamos en la nota anterior, publicada en este Semanario el pasado domingo 19 de junio, que muchas veces las perentorias exigencias de la vida moderna, nos hacen olvidar otros valores que parecen sin importancia, ante el arrollador avance del consumismo, como el cuidado del aire, del agua y los árboles.
A ellos debemos cuidarlos y protegerlos con lo mejor de nuestras fuerzas porque de ellos depende nuestra salud y bie-nestar. De nada valdrá tener éxito, dinero y poder si no cuidamos el medio ambiente. Y aquí debemos señalar la importancia de los árboles, que aparte de darnos sombra, protegernos del viento y el frío, nos protegen también del temido Cambio Climático, producto de los excesos depredatorios del hombre al explotar los recursos naturales.
El uso irracional e irresponsable de los suelos para agricultura, genera una alteración profunda de sus propiedades, que pueden ocasionar pérdida de capacidades para cumplir con su función productiva. Este fenómeno de disminución o pérdida de capacidad del suelo, se la denomina degradación y va camino a la desertificación.
El mes de julio, por otra parte, nos muestra también la preocupación internacional por dos problemas que se relacionan, uno es nacional, el 7 de julio día de la Conservación del Suelo instituido en reconocimiento a J Bennet , quien señalaba que, sin conservar el suelo, no se puede cultivar la tierra para satisfacer las necesidades productivas, o sea que es necesaria como estrategia hacia un desarrollo sustentable. La otra efeméride relacionada es la del 11 de julio Dia de la Población mundial, establecida por las Naciones Unidas, para concientizar sobre las consecuencias del crecimiento de la población mundial, recomendando satisfacer las necesidades de previsión del hacinamiento, planificación familiar y zonas marginales, en lo que hace a saneamiento y vivienda. Es que para octubre de este año seremos 7000 millones, habiéndose incrementado un 50 por ciento desde la década del 60.
Como se aprecia, ambas efemérides se relacionan con algo que todos, me permito repetir: TODOS, podemos realizar y es plantar árboles, esas fábricas de oxígeno y biodiversidad, que sirven también para la protección del suelo y porque el aumento de la población, requiere cuidar el medio ambiente y nuestros recursos naturales. Por ello, vemos positivamente todas las iniciativas que personas con conciencia ambiental proponen, como ejemplo aquella Un Niño, Un Árbol, a través de las currículas escolares y el Registro Civil.
Deben comprometerse las autoridades, funcionarios, docentes, centros vecinales y todas las organizaciones sociales para cumplir con ese objetivo.
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