Pese a que José Gabriel se moviliza en una silla de ruedas y tiene los signos evidentes de una ceguera, Rosa Córdoba -su mamá- anda con los certificados médicos que explican cuál es la patología que padece este angelito de seis años.
Un desprendimiento de retina lo condenó a la ceguera cuando era bebé; y una luxación de cadera, a la silla de ruedas. Sin embargo, se trata de niño que contagia alegría y cuando se pone a cantar (cosa que hace a menudo) es contagioso.
Rosa, como cualquier mamá con un hijo, hace lo imposible para buscar su rehabilitación. Así, se impuso llevarlo dos veces por semana a las clases de equinoterapia que se brindan en el predio de Malabrigo de la Sociedad Rural. Gracias a la equino pudo demorar la operación en sus caderas que en algún momento le debieran practicar.
A la salida de la equinoterapia, lleva al niño a natación, y de allí a donde haga falta. Rosa está orgullosa de José Gabriel, como cualquier mamá está orgullosa de su hijo.
Con mucho sacrificio, vienen buscando alternativas para lograr que el pequeño pueda recuperar la vista o que pueda caminar. Hace poco, se toparon con algunos tratamientos alternativos -bien probados en China- y con la posibilidad de realizarle una intervención quirúrgica. Y están recaudando los fondos para hacerlo posible. No necesitan millones de pesos, apenas 10500 y tampoco esperan que el Estado se los otorgue sin hacer nada a cambio.
La familia de José Gabriel viene haciendo infinidad de cosas, como venta de empanadas, rifas con premios, pero con un almuerzo-show quieren lograr que la recaudación mejore significativamente para poder viajar a Rosario donde se le practicará un trasplante de células madres que podrían devolverle la vista o ayudarlo a caminar. Y están pidiendo la participación de la comunidad para lograr ese cometido para el pequeño.
Ahora, organizaron un almuerzo con show con un precio de tarjeta de 50 pesos el 24 de julio a las 12.30 en el salón del Centro Vecinal de Barrio Norte.
La espera
Hasta el 30 de julio, fecha en que se programó la intervención quirúrgica de José Gabriel Quinteros, la familia buscará obtener los fondos suficientes como para poder viajar y pagar el costo del transplante de células madre.
Desde hace un tiempo, el niño viene realizando un tratamiento alternativo con distintos tipos de té orientales que son parte de la previa a la operación propiamente dicha.
La información sobre el tratamiento se halló en internet, después de conocer que en China hubo un caso similar al de José Gabriel y que resultó positivo. De allí, la familia consultó al especialista que atiende al niño, el médico Sergio Martínez, quien le sugirió contactarse con el sanatorio de Rosario para ver si allí se podía hacer algo.
Después de comunicarse con el médico en Rosario por correo electrónico y por teléfono, surgió la posibilidad de viajar para una entrevista personal de la que surgió la necesidad de hacerle al pequeño una resonancia magnética. El resultado del estudio fue alentador para el facultativo que le recetó los tés durante dos meses que han dado, según la madre de José Gabriel, unos resultados espectaculares.
“Para nosotros es fabuloso porque estamos viendo que su calidad de vida está mejorando, más allá de que estas son medicinas alternativas. Sea para que recupere la vista o para que camine -si se puede las dos cosas mejor- lo importante es que su calidad de vida mejore ya que hasta hoy lo ha hecho mucho. Si Dios quiere que camine o vea, mejor”, explicó Rosa sobre los cambios que vienen observando desde que iniciaron el tratamiento.
José Gabriel tiene seis años y tuvo un desprendimiento de retina en grado 5 a los pocos días de haber nacido. Fue operado al mes con tecnología láser pero al poco tiempo se esfumaron las esperanzas de que recupere la vista. Además, tuvo parálisis cerebral al nacer que le tomó gran parte de sus miembros izquierdos. Con la equinoterapia y el tratamiento, ha comenzado a dar signos de recuperación, especialmente comenzando a mover miembros de su cuerpito.
La mayoría de los tratamientos a los que accede José Gabriel no son cubiertos por las Obras Sociales, lo que implica que la familia tenga que hacer grandes sacrificios para que el niño pueda lograr los avances.
“El primer año de la equinoterapia lo costeamos nosotros , pero el segundo año apelamos a “padrinos” y con la pileta nos ayudan otras instituciones. Mucha gente lo conoce a José Gabriel y nos ayuda, porque la mayoría no quiere trabajar con la mutual que tiene él”, explicó la mamá.
En lugar de elegir el lugar de la victimización, de la autoconmiseración, de la flagelación, la familia de José Gabriel eligió el camino de la esperanza, de pensar que tiene sentido cada centímetro de conquista, que vale la pena luchar sin esperar grandes resultados a cambio, sin esperar una revolución.
Y con eso lograron que José Gabriel sea un niño muy alegre, muy querible, un angelito ciego que canta con el corazón entusiasmado, que tiene un repertorio de canciones enorme y divertido. El niño toca el bombo, la guitarra, y el ukelele y quiere tocar teclado también.
Ésa es la razón por la que se puede intuir que les va a ir bien en lo que emprendan, siempre y cuando la generosa comunidad de la región acompañe a la familia con donaciones o participando del almuerzo show el próximo domingo.
Los interesados en colaborar pueden comunicarse a los teléfonos (03525) 428540 o al celular (03525) 15441422. También pueden comprar su tarjeta en el kiosco de Manuel, en Amores Locos, y la lado de la heladería Grido.
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