Las leyes vigentes de Protección Integral de Niños, Niñas, y Adolescentes prevén que sean ellos quienes participen en espacios donde puedan señalar en qué aspectos se vulneran sus derechos y cómo hacer para que el Estado corrija esas falencias.
Luis Claudio Celma es licenciado en Educación y viene trabajando desde 1995 en su Paraguay natal en la fundación Global Infancia, intentando que los tratados internacionales y las leyes de protección de la niñez se hagan efectivas. En ese tránsito le tocó acompañar a numerosos consejos locales de niñez, a instituciones intermedias, y a organizaciones gubernamentales.
El sábado pasado inició un espacio de actualización y acompañamiento al Consejo sobre promoción de la participación de niñas, niños y adolescentes en el sistema de protección integral de derechos.
Para él, los consejos locales de niñez son el espacio de la concertación, esto es, donde los vecinos y sus organizaciones de juntan a ver cómo se avanza en el diseño de políticas públicas sobre infancia y adolescencia que después tiene que poner en marcha el gobierno municipal.
En Jesús María, la experiencia del Consejo Local de Niñez marcha por su tercer año y la falta de referencias externas ha puesto a la organización en una situación compleja antes de seguir avanzando. Hoy, son escasas las ciudades donde el Consejo Local de Niñez sigue funcionando. Precisamente esa situación abre la ronda de preguntas con Celma.
¿Vamos bien, vamos mal?
- Lo intersante acá es que el Consejo abrió la posibilidad de que participaran personas que no formaban parte con lo cual se habilita a que pensemos la participación de los niños en más personas. Lo otro interesante, la buena noticia para ustedes que son los primeros es que son pioneros que de alguna manera marcan pautas de qué se puede hacer de cómo se puede hacer. La tercera buena noticia es si no hay otros Consejos locales funcionando es que, por ahí, no intentamos parecernos a otros sino que intentamos construir desde nuestra propia identidad. La importancia de la experiencia propia de la localidad es también clave porque no es lo mismo Jesús María que Río Cuarto que San Fancisco y no es lo mismo que Colonia Caroya aunque esté al lado. Me parece importante, también, lo del intercambio: escucharse, aprender en la diversidad, lograr puntos en común.
¿Cómo hacer que los niños sean protagonistas? ¿Cómo les damos la palabra sin adultizar lo que nos dicen?
- En realidad, una de las cuestiones más importantes es generar el espacio y poder tener interés genuino en escucharles. En algún momento, como adultos vamos a adultizar lo que dicen pero la cuestión es que ellos no se adulticen para hablar. En algún momento necesitamos traducir lo que ellos aportan a un lenguaje más técnico, probablemente, de la Municipalidad, del presupuesto, de la definición de políticas públicas, que son palabras de adultos que los niños pueden ir aprendiendo. La cuestión es que ellos no se vuelvan pequeños adultos o que nosotros no generemos condiciones para que ellos se vuelvan efectivamente pequeños adultos sino que desde su ser niños y desde lo que ven que precisan puedan expresarlo con claridad. La experiencia de hoy (por el sábado) dejó como saldo que Tania, como niña de uno de los barrios, haya conocido en persona a la secretaria de Coordinación de la Municipalidad y le haya podido escribir una carta diciéndole que no le dejen sin leche el merendero. Eso es parte del camino. Después, eso seguramente será parte de algún programa municipal que es la parte adulta.
Van a surgir temas que no pertenecen exclusivamente al Consejo, pero el tema sigue siendo cómo se diseñan las políticas públicas de niñez y cómo se incluyen en la vida de la ciudad.
- Exactamente. Hay algo que es importante y que hay que pensar. Si bien durante mucho tiempo no pensamos que los niños estaban presentes, ellos están presentes en la misma ciudad con adultos y con otros adultos y otros niños que viven realidades distintas: con discapacidad, con empleo, sin empleo, que viven en el casco urbano, que viven en las afueras. Entonces, ésta es una vía de entrada de la diferencia y es importante tener presente para saber que en esa diferencia convivimos y no tanto en la homogeneidad. Al contrario, en lo distinto, en lo diferente, en lo desigual es donde estamos conviviendo permanentemente.
Para ustedes que trabajan desde el ‘ 95 en el tema ¿Tres año es poco, mucho?
- El proceso siempre es más lento que lo que uno quiere y es importante aprender eso no tanto para resignarse como para poder tomar las medidas justas que corresponden para eso. Y no perder las energías que significa tener ganas que se hagan cosas y a veces ver que es un poco más lento que lo que uno querría. La participación de los niños en la vida pública no se hace en una mañana de cinco horas sino en procesos largos.
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Consejo Local de Niñez inició capacitación sobre la promoción de participación de niñas, niños y adolescentes
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