La reserva La Quebrada, con diagnóstico reservado

El biólogo Gregorio Gavier, demuestra que “existen muy pocas áreas protegidas en las Sierras Chicas. La más importante es la Reserva Natural La Quebrada, creada en 1987, con el fin de proteger la cuenca hídrica y su vegetación.” Por ello, compararon las tasas de deforestación dentro de la Reserva con las observadas en la región y el resultado fue sorprendente: dentro del área protegida el bosque disminuyó de 586 ha en 1970 a 345 ha en 1997, un valor superior al observado en toda la zona y, lo que es peor, la deforestación de la Reserva se intensificó luego que fue declarada área protegida. “Es significativo que la pérdida de bosque haya sido proporcionalmente mayor dentro de la Reserva que en el promedio del bosque serrano”, dice Gavier.
La Reserva contiene el embalse que provee de agua a los municipios de Río Ceballos, Unquillo y Mendiolaza. Por eso la urgencia de protegerlo. Además, constituye uno de los principales atractivos turísticos de la región. Su fauna incluye 10 especies de anfibios, 13 de ofidios, 5 de saurios, 120 de aves, y 19 de mamíferos.
Para los especialistas, esta Reserva, ubicada a 7 km. de Río Ceballos, no cumple con su función de área protegida y sostienen que urge reforzarla, ya que no cuenta con un plan de manejo efectivo ni con infraestructura, cantidad de personal y recursos adecuados para cumplir con su cometido. Además, afirman que es indispensable promover la creación de nuevas áreas protegidas en la región.

La deforestación con el pie en el acelerador
Daniela Tamburini realiza, des-de hace años, un seguimiento de las leyes que procuran la conservación de los bosques. La bióloga traza un panorama preocupante: “Existe abundante legislación que protege al bosque nativo, pero en muchos casos, no es aplicada o es sistemáticamente violada”, afirma la bióloga y agrega que “Los responsables de conservar los recursos naturales de la provincia deben plantearse si, en la actualidad, el marco legal permite desarrollar políticas que preserven los bosques serranos”.
“Si no conservamos, podremos vivir, pero exportando maderas, comida y agua. Los ecosistemas pueden degradarse aun más, pero el costo será la escasa disponibilidad de agua, la pobreza de los suelos y la pérdida del paisaje”, explica Bucher y dice que “Córdoba se juega a desarrollar el turismo pero si lo único que ofrece el gobierno es infraestructura hotelera, descuida un capital básico que es la belleza paisajística, un capital común. Los turistas van a lugares lindos, a medida que la calidad del paisaje se degrade, este desarrollo será inviable”, expresa el miembro de la Academia Nacional de Ciencias.
La bióloga del CERNAR indica que “Cuando perdemos un bosque destruimos mucho mas que un conjunto de árboles, ya que es una unidad que funciona como un todo. Las funciones de filtración del agua, de captación del carbono que realizan estos ecosistemas, son servicios que hoy tenemos gratis y que en un futuro, tal vez, tengamos que pagarlos”, explica la investigadora.
“Definitivamente, no está instalado un mecanismo de planeamiento a largo plazo”, comenta Bucher y añade: “Córdoba tiene menos agua superficial, que Santiago del Estero, tras lo cual formula inquietantes preguntas: ¿De dónde vamos a sacar el agua, cuando dupliquemos la actual población, en el año 2040?, ¿Cómo se abastecerá Río Ceballos, en el 2030? No solo hay que pensar en la crisis hídrica del mes que viene”, índica el científico.
Los datos del informe prevén un futuro muy comprometido para los bosques serranos. Los indicadores de la situación están a la vista y los especialistas alertan sobre la gravedad de la situación, ya que pasado un límite, la naturaleza no tiene retorno. Solo resta saber que acciones tomarán los organismos provinciales, encargados de la preservación del ambiente.
Fuente: Sala de Prensa Ambiental
Claudio Minoldo

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