Al cierre de la pasada edición de Primer Día, se conocía la triste noticia de que el remisero Gastón Portillo había perdido un ojo, tras haber sido intervenido quirúrgicamente en el Hospital Tránsito Cáceres de Allende adonde había ingresado con pronóstico reservado y con el estallido de la órbita izquierda de su ojo.
Allí había llegado desde Jesús María donde, según su denuncia, había sido atacado a pedradas en el barrio Sierras y Parques, circunstancia que generó la rotura del vidrio trasero derecho de su remis y el impacto en la zona ocular que quedaría completamente comprometida.
Durante la mañana del pasado viernes 20 de mayo, y con el correr de las horas que daba cuenta de un hecho de violencia más en la región, el resto de los colegas remiseros y taxistas decidieron interrumpir el tránsito sobre Ingeniero Olmos y Tucumán para pedir la presencia de la Policía y de las autoridades municipales.
El titular de la cartera de Gobierno, Enrique Brizuela, llevó el tema de la inseguridad a la mesa de transporte donde se hizo la presentación de un sistema de monitoreo a través de GPS que fue rechazado por los permisionarios del servicio por considerarlo demasiado oneroso, tanto en la instalación como en el abono mensual del monitoreo.
Paralelamente, los compañeros de Portillo organizaron una colecta para ayudar a la familia del trabajador que se vio conmocionada con el hecho ya que estará inactivo durante bastante tiempo.
Justo ¡Ahora!...
Por: Marcos Yrazoque (Periodista y Docente del IPEM 294)
Nuestra ciudad ha vivido en estos días un suceso de violencia urbana que si no se analizara las consecuencias posteriores que se han producido en este mismo episodio, quedaría tanto para la sociedad de Jesús María como para la institución policial como un hecho delictivo más que ocurre en cualquier barrio marginal de cualquier ciudad de la Argentina.
El hecho puntual fue la agresión que sufrió un remisero de esta localidad en barrio Sierras y Parque y que ha tenido un desenlace lamentable como es la perdida de uno de sus ojos y con todo el sufrimiento personal y familiar que deberá llevar por el resto de su vida.
Así, por este motivo los diferentes trabajadores del volante se han hecho escuchar protagonizando algo no muy común en una ciudad tranquila como Jesús María, que ha sido el corte de calles y la inevitable respuesta por las autoridades municipales. Por ende, las respuestas llegaron siempre en un discurso no más de lo mismo, con soluciones ambiguas y con planteos y re-planteos que para el sector afectado fue solo una cuestión formal y no mucho más que eso.
Además, se ha producido con una gran repercusión mediática y no es un hecho menor para considerar y menos en tiempos electorales donde todo tiene que estar y andar en forma muy serena y si algo anda mal esconderlo bajo la alfombra. Para el gobierno municipal no ha sido una noticia feliz, primero por la agresión propiamente dicha a un trabajador y vecino, y segundo por el costo político que puede llegar a sufrir, con un tema tan irritable que tiene este País, como es la cuestión de la “inseguridad”.
Por esto, tampoco hay que ser tan iluso y tomar esto como si fuese la primera vez que ocurre algo de esta magnitud, lamentablemente en esta zona y en otras de esta ciudad los hechos son cotidianos a nivel de violencia y más allá de las estadísticas, se van ocurriendo en forma seguida y notoria. Será cuestión de los responsables policiales y políticos ponerse al frente de esta problemática y dar respuestas rápidas, claras y eficaces, pero también está claro que antes de tener que pensar en las soluciones, primero harán pensado ¡justo ahora!
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Un remisero perdió un ojo en un confuso hecho delictivo
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