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El pintor Flavio Galván firmó contrato con la galería Dotfiftyone de Miami

De visita fugaz por estos pagos, el artista plástico jesusmariense habló de su presente en Estados Unidos y su sueño de llevar su arte a Nueva York. Con la sencillez de siempre, Galván ratificó que quiere ser reconocido en su país.

Sin mecenas, promotores, o contactos siempre es más difícil llegar dentro del mundo del arte. Pero mucho más difícil es llegar si uno no tiene talento.
En el caso de Flavio Galván, pintor de Jesús María, se puede decir que adolesce de lo primero y le sobra de lo segundo: no tiene mecenas pero tiene mucho talento y eso acaba de ser ratificado con la firma de un contrato con la galería de arte Dotfiftyone de Miami, un reducto de arte contemporáneo que confió en la capacidad del pintor.
Lo más increíble sea, quizás, que el despertar de este artista fue muy tardío, a los 24 años, y mucho más increíble que eso es que es prácticamente autodidacta. Apenas si reconoce algún estímulo entre los docentes de la carrera de diseño gráfico y nunca pasó por una escuela de arte. Pasó por Medicina, después Arquitectura, y recién en Diseño Gráfico afloró el plástico que llevaba dentro.
“Si me hubiera dado cuenta de que me gustaba el arte, hubiese empezado mucho más chico”, reflexionó Galván sobre sus inicios como artista.
Testigo de ese despertar es la primer pintura que quedó en la casa paterna de Galván donde un joven calvo sostiene un hilo en estado de tensión: “Siempre quiero hacer algo que esté en movimiento y como si una persona estuviese sosteniendo la vida. Hasta ahora, no puedo creer cómo me salió eso porque lo que yo hago sale como de otro lado. Siempre lo que hago sale con mucha fuerza... es como si se manejara solo el pincel”.
Galván trabaja muchísimas horas por día en Miami, donde reside actualmente, y está siempre atento a las postales que puede encontrar mientras camina por las calles. Ésa es su principal fuente de inspiración.
El artista plástico reconoce que todavía no pintó nada sobre Jesús María aunque señala que le gusta mucho la arquitectura que tiene la ciudad y que, llegado el momento, le gustaría pintar algo sobre ella.
La figura humana tiene mucha relevancia en la obra de Galván pero no es el único foco ya que tiene el vértigo del artista insatisfecho: “Termino un cuadro y ya no me gusta más. Todo lo que voy terminando, no me gusta nada. Me gusta ir cambiando e inventando siempre. Tengo muchas cosas adentro. No sé qué es, no se puede explicar. La pintura mía tiene como un volumen, Lo próximo que voy a hacer es trabajar en escultura”.
Por estos días, Flavio Galván está de visita, pero sus manos están inquietas, no ven la hora de volver a pintar. Falta menos para eso y para viajar a Miami.
Claudio Minoldo

Claudio Minoldo

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