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La Divulgación científica y el debate social son beneficiosos

Por: Oscar Beas (Grupo Ecológico Jesús María - GRUEJMA)

El mes pasado, el científico argentino, Dr. Andrés Carrasco, docente de la Cátedra de Embriología molecular de la Universidad Nacional de Buenos Aires e Investigador del CONICET (Consejo Nacional de Investigaciones Científicas), organismo que depende del Ministerio de Ciencia y Tecnología de la Nación, disertó en nuestra zona, precisamente, en los salones de la ex Cooperativa La Caroyense de Colonia Caroya. Al señalar su perfil académico y científico, decimos que éramos audiencia de un importantísimo exponente de los notables avances de la Ciencia y la Tecnología recientes, y con publicaciones de importante rigor.
Por otra parte, me permito hacer una disgresión de tipo sociológica, aplicable al tema y es que, junto a a la gran mayoría de nuestros conciudadanos, somos “analfabetos científicos”, condición que, según la calificación del Ministerio de Educación de Córdoba- año 1998- sobre nuevos contenidos educativos, es: “...La situación de carencia de instrucción elemental, en temas de ciencias, que padecemos”. Creo también que, con sentido común y honestidad intelectual, debemos asumirla para tratar de revertirla.
Esta visita académica, de indudable valor educativo-cultural para toda la ciudadanía, no fue muy aprovechada ya que allí se mostró qué es el método de las ciencias (basado en la observación, la investigación, la formulación de hipótesis, la comprobación de resultados y variables, entre otros procesos verificables), y que permiten, el impresionante avance de las nuevas tecnologías, aplicadas a la producción. Y, lo que era más interesante de su presentación en nuestra zona, es que se trataba de estudios científicos, sobre daños del pesticida glifosato, masivamente utilizado por productores locales, y de otros lados, para la siembra de la soja y otros cereales. Pero quizás lo más apasionante de la convocatoria fue que el Dr. Carrasco es muy cuestionado por los laboratorios de las entidades agropecuarias, de los grandes productores, que cuestionaban precisamente, la validez de esos estudios y sus resultados, por la carencia de certificaciones oficiales que convaliden sus experiencias de laboratorio.
¿Por qué decimos que son apasionantes estas convocatorias que abordan temas sensibles para la sociedad? Porque para formar criterio y certeza sobre un fenómeno, que sea lo más cercano a la verdad, todas las personas debemos acostumbrarnos a debatir, a confrontar posiciones encontradas, aunque fuere sólo por aquello de “escuchar las 2 campanas”. La referencia científica cuestionada, faltante en esos estudios, llegó la semana pasada. La Sociedad Americana de Química de Estados Unidos publicó dichos estudios. Esta sola publicación amerita ya, por consenso científico, la validez e importancia de las investigaciones del Dr. Carrasco, que deben ser un orgullo para los argentinos, por el valioso reconocimiento internacional.
Otro caso de divulgación científica, tan necesaria y enriquecedora para todos, más hoy en este mundo cambiante y acelerado, es la polémica desatada días pasados sobre este tema tan candente que nos ocupa, efectuada a través de medios periodísticos (Página 12), entre el Escritor Mempo Giardinelli y el mayor productor de soja argentino Gustavo Grobocopatel (más conocido en el ambiente de productores como “los Grobo”), en posiciones muy bien defendidas por ambos, con respeto y consideración por el otro. Giardinelli (nacido en el Chaco) y Grobocopatel (Casares, provincia de Buenos Aires) se conocen, desde la secundaria. Y para mayor brillo de este importante intercambio cultural, entre 2 personas respetuosas y muy inteligentes, el Dr. Aldo Ferrer, economista cordobés de ganado prestigio científico, se sumó a la polémica, esclareciendo aún más, los problemas ambientales y también de tipo económico que sufre nuestro querido País, por las explotaciones agropecuarias.
Fue una discusión amplia, sin prejuicios, civilizada, de alto nivel técnico y sincera; de argentinos que, en diversidad de opiniones, porque tienen posiciones distintas sobre esta problemática, por su altura y grandeza, han dado un verdadero ejemplo de convivencia y responsabilidad ciudadana, al privilegiar más los intereses nacionales que el propio o de su sector.
De esto se trata, de confrontar con respeto las diferencias naturales porque no todas las personas pensamos igual, de modo que encontrar síntesis o ideas superadoras es beneficioso para todos.
Salvo este semanario que le hizo un reportaje escrito al calificado Expositor, los medios de comunicación locales apenas reprodujeron semblanzas de esta destacada visita que vino a brindarnos, nada menos, que un panorama de las Ciencias en relación a uno de los problemas más acuciantes de nuestra zona: la contaminación con agrotóxicos. Repetimos nuevamente: era un contacto con el método científico porque los que integramos la sociedad argentina, ”todos”, estamos saturados de información interesada, parcializada, incompleta y errónea, que nos conduce a ignorar temas vitales sobre salud y preservación del medio ambiente. “Todos -discúlpenme que insista- para “todos”, ¿Por qué?.
Porque hay una generalizada apatía y confusión, un casi aturdimiento colectivo, generados por permanentes publicidades engañosas y mensajes del típico y degradante “Consumismo”, que nos alejan de toda ponderación seria, razonada y trascendente para nuestra calidad de vida. Y el futuro no parece fácilmente reversible en este sentido.
Creemos que el mensaje esclarecedor de la divulgación científica, el acercamiento de “sabios”, como les llamábamos hace un tiempo a poblaciones alejadas de los grandes centros urbanos, al hombre común, a los docentes de nuestras escuelas, de los tres niveles de enseñanza, debió ser tenido más en cuenta por todos, incluso, por concejales, diputados, senadores, por los titulares de las instituciones de gobierno, educativas y otros actores sociales responsables de adoptar decisiones de gobierno en sus esferas de acción, que repercuten en “toda la Comunidad”, como son las cuestiones ambientales. Se entiende, en TODOS...
El ambiente es inasible, es lo que está muy cerca nuestro, junto a nuestra piel, es lo que respiramos, es lo que sirve para alimentarnos, es el agua, el calor, etc y nos afecta a todos por igual, aunque la clase dirigente, por su carácter, tiene más obligaciones al respecto.
Claudio Minoldo

Claudio Minoldo

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