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Editorial: Menos hipocresía, señores

Los recientes hechos ampliamente difundidos sobre alcoholizados escandalosamente no son diferentes de los hechos de antaño.

Hay, básicamente, tres diferencias entre las costumbres de la noche de hoy con la de hace 20 años. La primera de ellas es que las calles se han vuelto más inseguras y nadie se atrevería a caminar lo más pancho por algunos lugares a las cuatro de la mañana.
La segunda diferencia es que las mujeres, y ésta sí es una diferencia sustancial, consumen más bebidas alcohólicas que las chicas de hace 20 años. Mujeres escandalosamente ebrias casi no se veían en la noche de los años ´80.
Un tercer aspecto que hace diferente a la noche es que los jóvenes no tenían disponibilidad de vehículos y cuando la tenían se trataba de “crascachos” que no iban a más de 90 kilómetros por hora (Renoletas, Citroen 2CD o 3 CV y el que tenía un Fiat 128 era un capo).
En el resto, casi no hay diferencias. Siempre había un lugar donde hacer la “previa”: un asado con amigos, una salida a comer lomitos y tomar cervezas e, incluso, una juntada en algún lugar alejado para compartir una sangría u otra bebida. Legendarios eran los encuentros navideños y de fin de año en el que uno hacía peregrinación de casa en casa y pedía al dueño (generalmente, padre de un amigo) una sidra para compartir con el resultado de que a la vuelta de la gira se habían ingerido varias decenas de sidras.
En los boliches, se tomaban tantos tragos como disponiblidad financiera hubiese, desde séptimo regimiento (un cóctel horrible pero que representaba una prueba de fuego para aquel adolescente que quisiera demostrar su hombría) hasta whisky, vodka con limón, y todo tipo de cocteles que incluyeran algún tipo de licor o jugo de fruta.
“Intoxicaciones alcohólicas” suena muy fuerte pero muchos hemos visto intoxicados por haber bebido de más y algunos hasta hemos presenciado descomposturas y hemos tenido que ir a poner la cara a la casa de los padres de algún amigo y con balbuceos explicar que “se sentía mal y no sabíamos que pasó” como si la halitosis alcohólica se pudiera disimular.
Ojo que con estas apreciaciones no se quiere justificar una inconducta argentina frente al consumo de alcohol. Simplemente, que nos parece injusto “cargar la romana” (Imponer la pena máxima prevista para un delito// sumar culpas o responsabilidades que no corresponden, a otras que se tienen) a una generación que sigue las tradiciones vigentes. No las modificó ni las incrementó. Las adaptó a las realidades de este momento.
Tampoco es cuestión de echarle toda la culpa al Estado porque ningún presidente ni gobernador ni intendente obliga a nadie a consumir bebidas alcohólicas hasta el desmayo ni tampoco las promueve.
Algo pasa en el seno de la sociedad argentina que nos impide otorgar a la juventud otras herramientas para la diversión que no sea el consumo desenfrenado de alcohol, nuestra peor adicción y... ¡tolerada por las normativas vigentes!.
Y algo pasa en el seno de las familias a nivel de comunicación porque muchos padres se anotician de la conducta de sus hijos cuando son tapa de los diarios o crónica de radio.
También sería injusto tachar a toda la juventud de alcohólica porque muchos ni siquiera están en el circuito de la noche y dedican sus fines de semana a hacer cosas por los demás en muchas instituciones.
Menos hipocresía, señores y señoras, que las soluciones al problema deben abordarse en red y nadie debe quedar indiferente ante la cruda realidad.
Claudio Minoldo

Claudio Minoldo

3 comentarios:

  1. Excelente nota editorial. Palabras ciertas si las hay aquí están... Debemos aprender a que todos tenemos un grado de responsabilidad de estas situaciones, que caratulamos con "mi hijo no, mi hermano menos, mis amigos no toman, ellos porque son así o en su familia deben ser todos de esa manera..." y tantos rótulos que le damos a estos problemas que todos somos inocentes pero que en realidad todos somos culpables.

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  2. Estuve pensando estos dias en eso: la hipocresía con respecto al alcohol.Los adultos de mi edad que tienen chicos adolescentes toman muchísimo alcohol en su casa, en reuniones, fiestas, con amigos. Allí los hijos están presentes y beben también y yo no nuca veo que nadie les diga, " Nene, no bebas!". Veo esto todos los fines de semana.
    Después esos mismos adultos hablan de los accidentes de tránsito o de los comas alcohólicos como si los hijos fueran de otros, o extraterrestres..y son los mismos chicos que veían un rato antes en su casa!
    Saludos
    Tere Pemán

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  3. cuarentaypico no te hagas la santa porque bien que cuando vivias en tu juventud en Còrdoba bebias hasta no saber que habias hecho o con quien habias estado te acuerdas de tus parrandas en Alta Cordoba? Pero trajiste premio pensaras. Y tus padres no te dieron ese ejemplo aunque varias veces asaltaste su bodeguita. Deja de criticar sera por eso que no te invitan a sus casas porque despues los criticas por internet. Deja de criticar los padres de los amigos de tus hijos y pensa en tus pecados que son muchos

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