El acto oficial fue muy sencillo y fue presenciado por un puñado de abanderados y de una pequeña escuadra de Gendarmería Nacional. El único orador resultó el cura párroco Julio Aguirre con un mensaje bien reflexivo.Unas glosas, una ofrenda floral , una oración y un minuto de silencio fueron el resumen de la conmemoración por el 160 aniversario del fallecimiento del Libertador José de San Martín. Casi no hubo vecinos en el acto celebrado el 17 de agosto alrededor de las 14:30 y las escuelas se limitaron a enviar a sus abanderados y la escuela de Gendarmería a la Banda de Música y a una pequeña formación de hombres y mujeres, además de los centinelas apostados con vestimenta de época a los costados del monumento que se levanta en la plazoleta homónima.
“Evocamos el espíritu sanmartiniano de servicio, abnegación, de generosidad, que requieren para nosotros, los ciudadanos, cumplamos digna y responsablemente el rol de pacificadores sociales, recuperando el sentido de patria como verdadera comunidad de intereses”, comenzó señalando el padre Julio Aguirre.
“La patria nos convoca -añadió Aguirre- a ser instrumentos hacedores de la paz, emprendiendo el desafío de la conversión sincera y fecunda, cambiando conductas individuales y colectivas desde la ciudadanía soberana y desde la función pública al servicio. Seamos mensajeros y centinelas de la paz y no de la violencia. Entrenemos cada día para instalar la paz social desde la verdad y la justicia. Hagámoslo con infinita paciencia, con convicción y coraje, templemos nuestro espíritu para que así sea en el cumplimiento de las leyes, en la legitimidad de la justicia y de las instituciones. Con los pies firmes sobre roca, amparados en el espíritu de Dios, en la fuerza de su palabra edificadora, tomando como escudo la Constitución y a las leyes que de ella deriven y que a ella se ajusten, luchemos por la justicia contribuyendo a dar a cada uno lo que le corresponde”.
Después de la oración del cura párroco, llegó el momento de la interpretación del Himno al General San Martín, desconocido para la mayoría de los presentes, que fue interpretado por uno de los integrantes de la Banda de Suboficiales de Gendarmería Nacional, Adolfo Pedernera, con lo que terminó el acto protocolar.
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