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Editorial: Falta menos y falta gente

Estamos a menos de un año de que se produzcan elecciones en todo el territorio nacional y el panorama está demasiado confuso aún.

Quienes piensen que los próximos dirigentes van a salir de una galera, cometen una ingenuidad peligrosa. Porque ellos van a salir de los partidos políticos que están formados por vecinos que fueron a las mismas escuelas, clubes, y universidades que el resto.
No salen de ninguna elite ni son personas especiales ni tienen ningún atributo que los haga diferente a los demás. O no, tal vez ellos sí tienen intenciones de hacer política, militar políticamente, y ocupar cargos públicos. No importa que no sean los más idóneos, los más necesarios.
Pero démosle crédito a los partidos políticos porque en algún momento de la historia alumbraron a personajes emblemáticos para la historia del país. Nada asegura que eso no pueda volver a ocurrir nuevamente.
No sería lo más preocupante la cantera de “políticos” que generaron los ´90 y la primera década del siglo 21. Más preocupante es la apatía ciudadana, la desidia por la cosa pública, y que es la que permite que algunos se enquisten en el poder y esa máxima se ajusta en partes iguales a peronistas, radicales, y cuanto otro partido tuvo oportunidad de permanecer en el poder al menos un período.
Es preocupante que la ciudadanía no exija a sus aspirantes a gobernar el armado de equipos y de proyectos para las ciudades o las provincias que aspiran a conducir. Está claro que ya no se puede gobernar leyendo el “diario del día” ni que tampoco se puede hacer si uno no tiene un respaldo técnico, un equipo de trabajo, y proyectos a mediano, corto, y largo plazo.
Es preocupante que la acción ciudadana se quede en la crítica de café, en el conformismo derrotista que señala que “es lo que hay”. Porque, en definitiva, es el aporte de las contribuciones ciudadanas (tasas, impuestos, contribuciones por mejoras) las que le dan sustento a los gobiernos y los Estados.
Lo increíble es que uno se acostumbre a la mediocridad, que consienta la falta de autocrítica, y que no haga nada como ciudadano para que eso cambie.
Más que una cuestión de educación, la participación ciudadana es una cuestión de actitud que hay que multiplicar urgente.
Claudio Minoldo

Claudio Minoldo

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