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“Si el crimen organizado sigue avanzando, aunque vivamos en el campo no nos salvamos”

La Diputada Nacional Griselda Baldatta vino a Jesús María para una mesa debate sobre la seguridad y la posible articulación entre los gobiernos locales y los responsables a nivel provincial y nacional.

¿Cuál es la situación actual en el tema seguridad?
- La seguridad ciudadana es un derecho y en términos generales vemos que desde el Estado no se cumple con la obligación de garantizarlo o que los ciudadanos y ciudadanas nos sentimos en más de una oportunidad víctimas de una acción delictiva o muy inseguros.

¿Se está tratando algún proyecto en Diputados?
- El tema de la inseguridad es producto de una multiplicidad de causas y se tiene que abordar desde esa complejidad. Puntualmente nosotros esperamos poder tener quorum para poder tratar un proyecto que atiende el problema de las salideras bancarias que en Buenos Aires es un problema muy serio, al igual que los delitos que se cometen dentro de las entidades financieras. Después, tenemos otros proyectos que tienen que ver con la reforma estructural de las fuerzas de seguridad, con su democratización o la sindicalización que muchos especialistas recomiendan, y tratamos proyectos que abordan la política de inteligencia en el país, y estamos esperando la asistencia del ministro (Julio) Alak para que de respuesta sobre lo que se está haciendo y lo que se está gestionando en materia de seguridad ciudadana.

¿Cómo se hace la bajada a la realidad del interior?
- Eso es lo interesante. Poder hablar de lo macro y de lo que nos toca a todos a partir de datos muy concretos como los que aportó la Dirección de Reincidencia Nacional que señaló que desde 1990 a 2007 el delito en argentina creció un 77 por ciento. Obviamente que la situación tan dramática o tan dolorosa que se vive en las grandes ciudades no tiene mucho que ver con lo que sucede en poblaciones más reducidas. El aporte se puede dar en estrategias como los programas de una ciudad segura, la ciudad de redes, las mesas comunitarias por la seguridad ciudadana que son interesantes y con poco se pueden hacer y, de hecho, muchos lo están haciendo.

En el interior nos chocamos con la falta de recursos
- Eso tiene que ver con la necesidad de una reforma estructural de las fuerzas de seguridad que tienen que ser profesionales, mucho más democráticas, y que tienen que salirnos muy caro. La Policía tiene que costarnos dinero y las Fuerzas de Seguridad tienen que ser una burocracia operativa específica a la lucha contra la actividad delictiva. No puede la Policía estar haciendo documentos, haciendo pasaportes, cobrando multas en la ruta, o cuidando el tránsito cuando hay una calle cortada. Hay que profesionalizarla desde la idoneidad y la capacidad. Hay que jerarquizarla desde ese lugar y desde lo salarial. Es imposible pensar que un agente va a sacrificar su vida por la mía cuando tienen un sueldo que está por debajo de la canasta básica alimenticia. Hay que crear la carrera del servidor público y en el ámbito de los niveles universitarios y terciarios. Bien capacitados y bien remunerados.

¿Cómo ve el tratamiento que los medios monopólicos hacen sobre la inseguridad?
- Es evidente que en el interior no pasa lo que los medios editorializan desde Buenos Aires. Por un lado debe haber responsabilidad de los medios, pero por otro lado no podemos ocultarlo. El problema existe porque lo dicen de las estadísticas de organismos oficiales y de otras instituciones prestigiosas como las universidades. Obviamente que Jesús María no tienen ese problema, ni Elena lo tiene. En esos lugares se vive un poco más seguros aunque ninguno de nosotros está exento como país del crimen organizado, fundamentalmente con el narcotráfico, con la trata de personas, de los que somos víctimas todos. Si ese crimen organizado sigue avanzando, por más que vivamos en el medio del campo no nos vamos a salvar. Lo que muestran los canales es la acción delictiva rudimentaria: el motochorro, el pibe chorro, el delincuente ocasional, la segunda o la tercera generación que no trabaja. Pero el problema es el crimen organizado

Muchos políticos debieran haber ido presos y no fueron nunca
- Otra cuestión y reconocido por el servicio penitenciario es que las cárceles están llenas en un 99 por ciento por pobres. Son pibes chorros, motochorros, o delincuentes ocasionales. No tenemos una sociedad que los reinserte después de su paso por la cárcel. ¿Cuántos delincuentes profesionales o empresarios delincuentes tenemos en prisión? Muy pocos, salvo los de la dictadura. Los delincuentes de guantes blancos no van presos y eso no es un problema sólo de Argentina.
Claudio Minoldo

Claudio Minoldo

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