Sebastián Prieto tiene tonada cuyana y su presencia en la zona tuvo relación con el curso de degustación de nivel inicial que se llevó a cabo en la bodega La Caroyense entre el 14 y el 16 de julio. Este joven forma parte del Departamento de Degustación y Estudios Enológicos del INV, organismo que desde el año 2000 viene realizando capacitación en análisis sensorial del vino para el público general y para profesionales técnicos. Fue una buena oportunidad para consultarle sobre el presente de la vitivinicultura caroyense y sobre la capacitación en sí.
¿La aparición del Departamento que integrás, tuvo que ver con el avance en el consumo de otras bebidas por sobre el vino?
- Nosotros aprovechamos entre comillas que el vino está de moda y tratamos de enseñar para que cada persona pueda diferenciar las distintas variedades de vinos y cómo se elabora porque es un arte y una técnica muy apreciada. Es bueno enseñarle a la gente de qué manera puede uno utilizar los sentidos para evaluarlo y por qué cada organismo es un mundo diferente.
Se dice que a cada comida le corresponde un tipo de vino ¿Es tan exacta la apreciación?
- Lo ideal sería acompañar la carne con un vino tinto. De ahí en más o con qué tipo de carne, entran a tallar los someliers que es una rama que ha ido creciendo. Lo mejor es pensar y apreciar el momento que uno está viviendo para poder elegir qué tipo de vino va con qué comida. Por ejemplo, acompañar unas empanadas cordobesas o un asado con un buen malbec de Caroya.
¿Cómo son las capacitaciones que ofrecen?
- Tenemos la obligación como el INV se divide en varias regiones vitivinícolas de traer variedades de Mendoza, San Juan, Neuquén, Río Negro, Salta, Catamarca, y La Rioja. Como verá, tratamos de enseñarles cómo se dan estos tipos de vinos en las diferentes regiones del país.
¿Cuántas capacitaciones ofrecen por año?
- Este curso que se dictó acá con cupo para 25 o 30 personas está dirigido a público en general y hay un curso de nivel dos en el que se maneja un cupo más reducido pero se trabajan con muchas más bodegas. En total deben ser unas cuatro para el primer nivel, y unas seis o siete del nivel superior. Recientemente, hicimos una prueba de un curso sobre espumantes que fue muy apreciado por la gente y probablemente lo incorporemos para el año que viene.
¿Cómo ven el desarrollo de la vitivinicultura en Córdoba?
- Creo que viene muy bien y eso la gente lo tiene que saber. Acá, bodegas como La Caroyense, Nanini, y otras más están haciéndose un lugar en todo lo que es la aceptación del vino que es una de las cosa más importantes que vamos a tener en cuenta a la hora de elaborar un vino. Creo que Colonia Caroya y Córdoba tienen que estar orgullosos de los vinos que producen y que de a poquito con la inversión en calidad en la bodega y cuidar la uva desde la viña que es nuestra materia prima las cosas pueden ir mejorando más.
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