Editorial: El desafío de incluir a la juventud en las escuelas y en el trabajo

Muchos jóvenes no hacen nada porque nadie se ocupa de devolverlos al sistema educativo y ofrecerles herramientas indispensables.

“Es urgente que los jóvenes comprendan que el mercado agudizará -cada vez más- sus exigencias en la selección de personal; y si no hacen un esfuerzo en lograr cierto grado de calificación, les aguarda un penoso escenario de miseria”, señaló recientemente el economista Salvador Trebber en un artículo donde aborda la cuestión de la violencia en las escuelas.
Las estadísticas señalan que cerca de 900 mil jóvenes están fuera del sistema educativo, pero también están fuera del mercado laboral, esto es, ni estudian ni trabajan con todo lo que ello significa.
La obligación de que padres sin empleo puedan percibir una asignación por cada hijo que esté en el colegio fue una buena medida del gobierno, pero a todas luces insuficiente porque la matrícula incluyó sólo a un 25 por ciento de los que estaban fuera del sistema.
Es en esta instancia donde la discusión sobre los recursos que destina el Estado a la educación debiera ser más fuerte por parte de las entidades docentes y gremiales. Y también por parte de la sociedad que no puede pensar que algo vaya a cambiar si no dotamos de las herramientas indispensables a nuestros jóvenes y futuros dirigentes argentinos.
Es en el nivel medio donde la exclusión del sistema educativo se pronuncia y es, precisamente, en la franja de la vida donde un ser humano está más vulnerable por sus propios cambios físicos, psíquicos, y sociales.
Jóvenes sin hacer nada en las esquinas, fumando, y tomando bebidas alcohólicas son un flagelo que no deben resolver las fuerzas policiales sino el conjunto de la sociedad porque esos jóvenes serán los futuros padres, los futuros actores sociales, los futuros gobernantes, y quizás los futuros delincuentes si no se hace nada por incorporarlos al tejido social.
No es por una cuestión de exigencias del mercado que los jóvenes tienen que estudiar sino por una cuestión de dignidad humana, de igualdad de oportunidades, y de acceso al empleo en condiciones de idoneidad. Ese debate no debería demorarse mucho más.
Claudio Minoldo

Claudio Minoldo

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