Un 9 de julio de 2006 abrió sus puertas el Merendero “Esperanza” en el domicilio particular de la familia Canalda en barrio Sierras y Parques de Jesús María.
La familia no sólo abrió su casa sino también su corazón para tratar de ayudar a tantas familias numerosas y carecientes del barrio. Y lo hicieron bajo el lema que reza que “un buen ejemplo enseña más que muchas palabras” y con ese impulso motor el merendero fue creciendo lentamente.
En sus comienzos llegó a atender a más de 110 niños en forma diaria pero diversas circunstancias, entre ellas, el enorme costo que insumía y la dificultad para obtener, llevaron a que la cantidad de personas se reduzca a 60, desde niños muy pequeños hasta abuelos.
Actualmente, el merendero se sostiene gracias a la ayuda que comprometieron desde sus inicios, tal el caso de Hipermercado Roldán, Mayorista Talavera, Panificadora Rolfo y la Gerencia del Sanatorio Caroya, aunque también hay mucha gente desinteresada que colabora para que esta obra siga funcionando.
Nadie duda de que la tarea se realice con mucho amor, y esa es la razón por la que las mamás van rotando para ayudar en la elaboración de la merienda, para servirles a los niños, y para la limpieza del salón. También, en forma mensual se realiza un evento para recaudar fondos y entregarles a esas mamás una retribución de 100 pesos, para aliviar mínimamente la situación económica.
Una hitoria que recorrrió Córdoba
La actividad solidaria del merendero fue reflejada por los medios de comunicación locales y también provinciales, como el caso del programa de televisión “Caminos Solidarios” de Canal 12 que le sirvió a la familia Canalda para seguir abriendo puertas y recibir donaciones que estaban haciendo falta (mesas, tablones, sillas, utensilios, mercadería) para brindarles una mejor atención a los niños.
Más tarde, los niños del merendero pudieron conocer la ciudad de Córdoba, a través de una visita guiada en diciembre del año 2008, y donde pudieron conocer el Zoológico, el restaurante Las Tinajas, el Shopping Patio Olmos, el Museo de Ciencias Naturales, el Parque Temático Superpark, y el Paseo del Buen Pastor. La travesía los llevó recientemente a conocer Cerro Colorado. Para concretar estos viajes, huelga decir que s se realizaron todo tipo de eventos.
Tan grande corazón
“Hay una historia de vida que no todos saben, y que hijo me gustaría contarles. Mis padres, Rubén y Norma tienen una historia de vida paralela a la del merendero y es la de los dos niños que tienen en guarda”, narró Nicolás Canalda.
“Ellos se llaman Ezequiel (7) y Joaquín (2) -añadió Nicolás- y son hermanitos de los que mis padres se hicieron cargo por un pedido muy especial. A Ezequiel lo recibieron a los 6 meses de vida, con problemas de desnutrición y estuvo tres veces al borde de la muerte. Con mucho esfuerzo Ezequiel salió de la desnutrición y hoy tiene 7 años y va a segundo grado de una escuela publica en Jesús María”.
Algo similar ocurrió con el hermanito más pequeño que fue a parar a casa de los Canalda a los tres meses de vida y en el mismo estado que su hermano, pero con el agravante que pasaron los meses y comenzó con convulsiones neurológicas que derivaron en una serie de estudios que arrojaron como resultados un retraso motricidad, problemas en el habla, problemas bronquiales, obstrucción de bronquios y también en su pie.
“Joaquín es un ser muy especial porque conoce todos los médicos, hospitales y clínicas habidas y por haber. Quiero rescatar que mis padres lucharon mucho por ellos, dan su vida por ellos, y también por el merendero. Luchan y no le aflojan. Ellos siempre están en pie de lucha”, contó con orgullo Nicolás.
Aunque llueva, haga frío o calor, Rubén sale en su bicicleta a buscar las donaciones para los niños del merendero. Es su medio de movilidad, su compañera que no lo abandona. Esa bicicleta que se la banca para traer pan, mercadería, verduras, ropa y calzado. Dos historias en un mismo lugar, historias que no se conocen como tantas otras que se no se cuentan: la de tantos héroes anónimos.
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