Hacia un plan estratégico turístico regional

Jesús María, Colonia Caroya y Sinsacate son diferentes en su esencia, pero complementarias en su actuar y pueden presentar una oferta turística complementaria y no homogénea.

Por: Germán Amurri (Lic. en Administración, Contador Público, Auditor Interno ISO 9001:2000 y Profesor)

Las actuales tendencias laborales que exigen dar el máximo, lo mejor y lo más rápido posible, impactan en la persona generando un estado de estrés permanente, y hacen que las actividades de esparcimiento y recreación (ocio creativo) tomen una importancia vital para mantener la salud psicofísica.
En este sentido las actividades propuestas por el Sector Turismo permite: desestresar (salir de la rutina), conocer y/o volver a visitar destinos, y vivenciar experiencias, todo a la vez. Entendiendo que esta situación arrojará una mayor cantidad de turismo año a año como clara tendencia, si es que las distintas crisis no afectan tanto a la economía del país (ya que el sector es muy sensible a las condiciones macroeconómicas). Esta actividad beneficia tanto al consumidor como a los prestadores de servicios directos e indirectos, al estado y a la comunidad toda, por su carácter de sustentabilidad, desarrollo y la multisectorialidad implicada.
En nuestra zona, reconocemos los denodados esfuerzos que durante años vienen realizando los diferentes actores de la cadena de valor, pero de manera individual, aislados, pecando de falta de estructuración y coordinación. El sector turístico en la región complementa dentro de la economía local su oferta, no siendo una única forma de subsistencia, por el contrario, son las actividades agropecuarias, comerciales e industriales, que se desarrollan en Jesús María, Colonia Caroya y Sinsacate, los principales motores de su economía; no siendo asunto urgente en las agendas fue llevando a la actividad a la situación actual.
La diversidad de sectores económicos permite un volumen de actividad constante, cuando la estacionalidad (o ciclo) afecta a algunos de ellos, es por ello que complementar a la actual conformación económico - social con los Servicios Turísticos, es una inteligente decisión. Pero ¿Es posible aprovechar mejor los recursos turísticos con que cuentan nuestras localidades? La respuesta afirmativa se apresura a salir, quizás no se sabe por dónde comenzar para realizar un ordenamiento en tal sentido.
Estamos convencidos que el primer paso debe darlo el Sector Público (cumpliendo su rol tutelar y orientador de la actividad privada), estableciendo una Planificación Estratégica de Desarrollo Turístico Regional, trazado objetivos y políticas que fomenten, fortalezcan y direccionen esta actividad, para que el Sector Privado se vea contenido e incentivado.
En este sentido la Ley Nacional de Turismo 25.997, promulgada en Enero del 2005, la cual se proclama al Turismo como Política de Estado y su instrumentación se apoya en el marco del Plan Estratégico de Turismo Sustentable; en su art. 1 señala: “Declárese de interés nacional al turismo como actividad socioeconómica, estratégica y esencial para el desarrollo del país. La actividad turística resulta prioritaria dentro de las políticas de Estado”… “Calificar el desarrollo de una actividad como Política de Estado implica considerarla fundamentalmente como un eje central de la gestión gubernamental a la cual deben concurrir coordinadamente los distintos actores públicos y privados, orientando hacia su concreción los recursos humanos y económicos necesarios para otorgarle sustento. La prioridad que se le asigna no es caprichosa, ya que la multisectorialidad propia del turismo moviliza, entre otras cosas, lo cultural, propiciando una creciente identidad de los pueblos que desarrollan sus productos; desde el punto de vista de la economía incorpora múltiples actividades directas e indirectas generadoras de empleo y bienestar; propicia la protección de los recursos físico- naturales y construidos que se ofertan, además de ser generadoras de divisas para el país”. (Fuente Secretaria de Turismo de la Nación).
Apoyados en esta convicción y definición nacional, encauce al Estado Provincial a generar confianza, invitando a los Municipios a sumarse a una vasta propuesta de productos integrales como son: Córdoba Norteña, Camino de Las Estancias, Caminos del Vino, animando a los mismos a realizar acciones locales apoyados en diferentes instituciones como el I.N.T.A con sus programas de apoyo a diferentes actores, ejemplos de ellos Denominación de Origen del Salame, Cambio Rural Turístico, entre otros. Todo ello muestra una necesidad de trabajar en equipo, con distintas aristas, de manera cooperativa entre el sector público y privado, pero aunado un Plan Común (Identidad Regional), que genere un sistema estructurado y coordinado.
La necesidad de concentrar esfuerzos hacia una direccionalidad, se deben plasmar en una Planificación Participativa que debe estar en sintonía con las enunciaciones que realizaron el Estado Nacional y Provincial (ambas jurisdicciones han tomado al Turismo como una política de desarrollo), el compromiso de los privados y la vocación de la población en general, permitirán que el mismo sea factiblemente ejecutable.
Esta planificación integral y participativa debe basarse también en investigaciones científicas tales como: Estudios de Demanda Real, Vocación Laboral Turística, Encuestas de Sector, Observatorio Turístico Regional, bajo enfoques de Cooperación Empresaria y Calidad/Excelencia (Normas de Calidad Certificables – Jerarquización de Servicios); contando con personal capacitado para sostenerla en el tiempo (Necesidad de Informantes, Guías, Técnicos, Licenciados en Turismo y afines).
No desconocemos, como a su vez, reconocemos el esfuerzo de todos los que de una u otra manera favorecieron el desarrollo de la actividad en la región (Directores de Turismo, Asociaciones, Comisiones, Privados en General, entre otros); pero sus acciones no han sido suficientes para aprovechar todas las oportunidades que nos propone el contexto actual, como las potencialidades que presentan los recursos regionales. Debe existir un compromiso perseverante (del sector público y privado) para generar un destino competitivo, aunando esfuerzos, y participando activamente en las definiciones de un Plan complejo e integral; sin dejar de tener en cuenta que no solo se deben hacer inversiones a nivel estatal para el desarrollo del sector, sino que también el privado debe asumir un rol protagónico en este sentido.
Claudio Minoldo

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