El Hincha del fútbol
Por: Pedro Héctor “Pilo” Cornejo (Técnico y estudioso del Fútbol)
Una vez por semana, el Hincha huye de su casa y asiste al Estadio.
Flamean las banderas, suenan las matracas, los cohetes, los tambores, llueven las serpentinas y el papel picado; la ciudad desaparece, la rutina se olvida, sólo existe el templo. En este espacio sagrado, la única religión que no tiene ateos, se exhibe a sus divinidades. Aunque el Hincha puede contemplar el milagro, más cómodamente, sentado frente a la pantalla de la tele, prefiere emprender la peregrinación hacia este lugar donde puede ver en carne y hueso a sus ángeles, batiéndose a duelo contra los demonios de turno.
Aquí, el Hincha agita el pañuelo, traga saliva, glup, traga veneno, mastica la gorra, susurra plegarias y maldiciones, insulta y de pronto se rompe la garganta en una ovación y salta como pulga abrazando al desconocido que grita el gol a su lado. Mientras dura la misa pagana, el Hincha es muchos a la vez; con miles de devotos comparte la certeza de que somos los mejores, o todos los árbitros están vendidos, y todos los rivales son tramposos de alguna manera.
Rara vez el Hincha dice: «hoy juega mi club». Más bien dice: «Hoy jugamos nosotros». Bien sabe este jugador número 12 que es él quien sopla los vientos de fervor que empujan la pelota cuando ella se duerme, como bien saben los otros once jugadores que jugar sin hinchada es como bailar sin música.
Cuando el partido concluye, el Hincha, que no se ha movido de la tribuna, celebra su victoria; ¡qué goleada les hicimos!, ¡qué paliza les dimos!, o llora su derrota; ¡otra vez nos afanaron, Árbitro ladrón! Y entonces el sol se va y el Hincha se va con él.
Caen las sombras sobre el estadio que se vacía poco a poco. En las gradas de cemento arden, aquí y allá, algunas hogueras de fuego fugaz de los papelitos cuando salió el equipo, mientras se van apagando las luces y las voces.
El estadio se queda solo y también el Hincha regresa a su soledad, esa que se va con nosotros: el Hincha se aleja, se dispersa, se pierde, y el domingo se vuelve melancólico como un miércoles de cenizas después de la muerte del carnaval. Y así se esperará hasta el próximo partido donde se renuevan las esperanzas y se programa de nuevo la ida a la cancha a ver nuestro Club.
mUY TEORICO..LA VERDAD QUE ESTAMOS HARTOS DE ESTE TIPO DE RELATOS REBUSCADOS QUE NO ENTIENDO PARA QUE VIENEN ESCRITOS, PUESTO QUE LA HISTORIA QUE CUENTA ESTE SEÑOR ESTA MUY TRILLADA!!!PERO FIJATE VOS..SE OLVIDA DE PONER QUE LOS HINCHAS TAMBIEN SON VANDALOS, QUE VENDEN DROGAS EN LOS ESTADIOS, QUE VIVEN DE LA PLATA DE LOS CLUBES, QUE SE MATAN A TROMPADAS Y QUE EN CIERTOS SECTORES PODES ESTAR Y EN OTROS NO, POR QUE LOS SEmORES HINCHAS TE OBLIGANA PONERTE DONDE ELLOS QUIEREN..EN FIN..NO TODO ES TAN LINDO COMO ESTE CORNEJO ESTUDIOSO DICE...
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