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Editorial: Entre la vergüenza propia y la sana envidia a los extranjeros


Diez meses les lleva a un grupo de argentinos levantar un puente de menos de 36 metros de largo. ¿Qué harían en San Francisco (USA)?

Hay situaciones en las que la bronca se da la mano con la vergüenza y se saluda con la envidia. Ése es el cuadro que podría explicar lo que sienten los paisanos de esta zona cuando piensan en lo que pasó con el puente que unía a Jesús María con Sinsacate.
Bronca primero. Porque la situación fue advertida, denunciada, repetida, y desoída. El puente se cayó, dijeron algunos. ¿qué le vachaché?. Da bronca que nadie haya pensando en que ese puente era la principal conexión con el norte del país, que esa vía era la que transporta producción agrícola, automotriz, combustibles, y de turistas a todo el norte por la principal arteria nacional, la que nace en Buenos Aires y termina en Jujuy.
Da bronca porque deja a un sinnúmero de paisanos sin poder concretar sus negocios, ya que la interrupción implicó un rodeo de cinco horas para los camiones pesados que llegan diariamente a la zona y que debieron hacerlo en este tiempo por Río Primero, Obispo Trejo y Villa del Totoral. Fue menos gente y se vendió menos.
Y da bronca que seamos tan argentinos. ¡Al cuerno con el tango, Maradona, y el dulce de leche sino somos capaces de programar un país en serio donde lo mínimo es que sus comunidades estén comunicadas por rutas y puentes!.
Vergüenza segundo. En conversación telefónica, el Dr. Félix Manuel Aranda me invitaba a la reflexión respecto de lo que pasó en Chile –azotado por un terremoto y por un tsunami- donde se planificó la recuperación del país en un plazo que va de los dos a los cuatro años. Imagínense que Argentina tuviera que recuperarse de una catástrofe similar donde para construir un puente nuevo de 36 metros se piensa en diez meses de plazo, según las autoridades. Claro, tales reflexiones no hacen más que hacernos sentir que somos menos que un país bananero. Da vergüenza que nuestros vecinos países, menos favorecidos geográficamente o climatológicamente, hayan conseguido superarse en apenas una veintena de años sin que nosotros logremos asomar cabeza.
Da vergüenza de que hayamos dejado escapar las épocas de bonanza internacional en las que la renta extraordinaria nos debiera haber dejado excelentes rutas, autopistas, e inversiones en los cuatro puntos cardinales.
Envidia finalmente. ¿Quién no siente envidia de la excelente transición democrática que demostraron los políticos de Chile y de Uruguay tras las elecciones? ¿Quién no siente envidia de la posición que asumieron los perdedores en esos países tras su derrota electoral?
No son genéticamente diferentes nuestros hermanos latinoamericanos. Son culturalmente diferentes. Han decidido ser diferentes y se encaminaron globalmente hacia el cambio. No queremos una Argentina donde se caigan puentes. No queremos una Argentina hecha de parches, de soluciones provisorias, de divisiones entre compatriotas. Un día habrá que aprender la lección.
Claudio Minoldo

Claudio Minoldo

1 comentario:

  1. Claudio..Excelente nota esta del puente, personalmente creo que hasta que no aprendamos a respetar las diferencias del otro, el libre pensamiento, y toda discusión la transformemos en un clásico Boca - River, peronista - radical, derecha - izquierda...este bendito país nuestro está condenado a mirar al resto de atrás.

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