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ARCOR: tregua en el conflicto hasta el 31 de marzo


La empresa y el Sindicato de Trabajadores de la Industria de la Alimentación acataron una conciliación voluntaria en la Secretaría de Trabajo en el caso del despido de un empleado de 16 años de antigüedad.

En la última audiencia llevada a cabo en la Secretaría de Trabajo de Córdoba y ante la intransigencia demostrada por la empresa Arcor y por el Sindicato de Trabajadores de la Industria de la Alimentación (STIA), las partes resolvieron acatar una conciliación voluntaria por 10 días hábiles que generó un status quo hasta el 31 de marzo.
Esto significa que, hasta ese entonces, el empleado de la firma que fue despedido -en apariencia sin justificación alguna- mantendrá su fuente laboral y, paralelamente, los empleados depondrán sus medidas de fuerza contra la empresa. Arcor volvió a operar al 100 por ciento de su capacidad productiva durante la mañana del pasado jueves.
Durante los días en que se negociará una salida a este conflicto, el telegrama de despido del trabajador cesanteado queda suspendido. Este lunes a las 13 se fijó una audiencia para ir diagramando algún avance con los directivos de la empresa.
Vale recordar que los operarios de la fábrica de chocolates de Colonia Caroya procedieron a impedir el ingreso y egreso de camiones de la firma y a disminuir el ritmo de producción tras enterarse de que un compañero había sido despedido. Se trataba, en realidad, de la gota que colmó el vaso de una serie de cosas que sucedieron en la empresa durante el último año y medio.
En las audiencias en Trabajo, los representantes legales de Arcor no pudieron explicar con claridad los motivos por los que querían desprenderse de ese empleado, un hombre de 42 años con tres hijos a cargo y que se desempeña en la fábrica desde hace 16 años.
“No dan una definición ni nos dicen que por tal o cual causa lo despedimos. Lo que ellos aducen es que tiene bajo rendimiento y no da con el perfil de la empresa. Nos llama la atención eso porque él es un líder que es quien organiza una línea de producción (hay 19 líneas en la empresa) y durante el año que pasó tuvo una productividad óptima”, explicó el secretario de Actas del STIA Pedro Luis Brochero.
De hecho, esa línea de producción en algunos momentos durante 2009 superó el 100 por cien. Si el resultado de punta de línea fue bueno porque el producto salió y lo hizo en condiciones, lo que llama la atención es que la persona que estaba a cargo de ese producto sea quien ahora no cumple los objetivos que la empresa exige.
Inclusive, los compañeros de esa misma línea anualmente cobran premio por desempeño y por SGI (Sistema de gestión integrado) y son premios que están calificados en tres escalas (máximo, medio y mínimo). Los compañeros de esa línea cobraron el máximo y el medio en su gran mayoría. Y al único que le pagaron el mínimo fue a ese compañero. Daba la impresión de que estaban buscándole motivos para despedirlo.
“Es un compañero más –añadió Brochero- que no tiene ningún vínculo especial con el gremio, ni es un activista, y respondía a los mandos de la empresa porque es el organizador de la línea”.

La gota que colmó el vaso
La resolución del Sindicato de apoyar el reintegro de ese compañero fue la reacción ante una sucesión de hechos que se dieron durante el último año y medio y que dejaron como corolario que unas 80 personas dejaran de trabajar en la fábrica.
Las formas en que esos empleados se fueron yendo de la fábrica fueron relatadas por los gremialistas a este semanario. Hubo caso de operarios cuyo trabajo exige movimiento de pinzas en las manos y tuvieron problemas de tendinitis. Cuan-do volvieron de la carpeta médica lo hicieron con una incapacidad y la respuesta de la empresa fue que no tenía trabajo para operarios con esa incapacidad. “La ley los ampara para poder despedir a esos trabajadores con el 50 por ciento. El otro 50 por ciento solemos conseguirlo a través del Sindicato para no tener que ir a juicio”, confió Brochero.
Otro tanto se fue de la firma pidiendo el retiro voluntario. Y hubo además otros casos de despidos con y sin causa. En total, 80 trabajadores de los que la mayoría tenía al menos diez años de antigüedad. Los reemplazos le salen a la empresa más baratos sin contra con que la tecnología va eliminando también mano de obra.
Por el momento, la situación volvió a su cauce original pero dependerá de la negociación.
Claudio Minoldo

Claudio Minoldo

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