Editorial: Mamás del siglo 21: todo terreno, más vulnerables

Se celebra el Día de la Madre y vale la pena reflexionar sobre lo que hacen a diario y sobre los mandatos que todavía no cambiaron.

“La pasta de la mamma... ¡no sabés cómo cocina la vieja! Ahora que viene su día, seguro que se manda una raviolada tremenda para toda la familia -vienen los tíos, cuñados, y algunos amigos más- pero ella se la banca sin decir ni mú... ¡una santa la mamina!”.
Aunque ficticio en este relato, seguramente todos hemos escuchado alguna historia en la que una mujer aparecía como sobrenatural porque sabía combinar aderezos y condimentos con carnes o harinas y nos dejaba el estómago contento. Ésa era la generación de nuestras abuelas e, incluso, de algunas de nuestras madres (no todas, desde luego porque algunas se avivaron).
Lo sobrenatural en nuestros días es que una mamá moderna tenga tiempo de cocinar después de hacer todos los quehaceres que le impone la vida moderna, sin contar con aquellas que sintieron que para su realización personal era indispensable... ¡trabajar fuera de casa!.
En estos tiempos, una mamá moderna anda corriendo detrás de las múltiples actividades que les imponen los matrimonios modernos a sus hijos (un deporte, un idioma, un taller de alguna actividad artística). Andan de cumpleaños en cumpleaños de sus hijos -hay que comprar los regalos para esos eventos y para el resto de los cumpleaños familiares-. Ni pensar en aquellas madres que no tienen la posibilidad de contratar a otra persona para que le ayude con los quehaceres domésticos (barrer, lavar, planchar, limpiar, secar, cuidar el jardín, y un largo etcétera que incluye hacer las camas y preparar de-sayunos, meriendas, cenas, y almuerzos).
Y no falta el indolente del género opuesto que, además, quiere a su pareja sexy, flaca, sin arrugas, de buen humor, y en lo posible con predisposición para el amor en el momento del día en que sea.
Resulta incomprensible que los hombres no comprendan que estas mujeres del siglo 21 son iguales de madrazas que las de antes, aunque no sepan cocer ni un huevo duro y aunque la pasta jamás les salga como a la mamma.
El nuevo siglo no ha logrado borrar los mandatos ancestrales y de género y todavía hoy algunos realizan aseveraciones en torno a la mujer que le erizan los pelos de la piel al más sensible.
Usted puede hacer un paréntesis y señalar que quien escribe esto es del género opuesto, nacido varón, masculino, macho, y que tanto halago ha de traer secreto escondido, oscuras intenciones, pretensiones de seducción.
Pues, no. La verdad es que habemos algunos hombres que queremos relaciones que rompan moldes (incluso el de macho proveedor), que intentamos construir parejas con las que durar toda la vida, que reconocemos en nuestra pareja a un ser extraordinario en entrega, y lo que es mejor: hacemos todo lo posible para que nuestros hijos valoren a su mamá del siglo 21 por todo lo que hace y también por todo lo que resigna.
Habemos hombres que creemos que el mejor homenaje no es el mejor regalo el tercer domingo de octubre sino un sentimiento de gratitud, de reconocimiento, y de fidelidad a la que ayuda a construir la familia, al pilar fundamental de esa historia que comienzan dos, algún día de su vida. A todas las mamás de hoy ¡Feliz Día!
Claudio Minoldo

Claudio Minoldo

Related Posts:

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Con la tecnología de Blogger.