Por: Lucas Contreras (Estudiante de comunicaciĆ³n social |ECI|UNC|, Nun Antezana de Elizabeth)
Es de esas frases que uno lee a los 17 aƱos sin saber que no la olvidarĆ” hasta que el corazĆ³n se detenga. Esa frase que leĆ en el libro mĆ”s peronista del mundo prestado por la radical mĆ”s buena del mundo. Frase reescrita con lapicera verde en la primera hoja del libro āEl dĆa que mataron al Cheā.
Esta frase la usĆ© en Facebook para ahuyentar a los cuervos, para acallar a los sapos, para no sentir la presencia de algĆŗn que otro hijo de puta. Esta elegĆa entre lĆ”grimas es una frase tatuada como el recuerdo del hambre, como el dolor de estomago de hace 9 aƱos, que jamĆ”s volviĆ³.
Esta frase era un saco demasiado grande para casi todosā¦ hoy ya noā¦ hoy le cabe a dos.
Esta frase es un grito a quien se va, es en amor a quien estĆ”ā¦ a la militante que no sentarĆ” cabeza, a la mujer que cuidaremos entre todos porque es compaƱera, porque es madre, porque es mujer, porque es una hermana de todos, porque es Cristina.
Esta frase es para mis vecinos que brindan, para quienes rĆen, para los sarcĆ”sticos, esta frase es para que los cuervos sepan que los cĆ³ndores vuelan mĆ”s altoā¦
Por cada golpe me parecĆa morir y sin embargo a cada golpe me sentĆa nacer. Algo rudo pero al mismo tiempo inefable fue aquel bautismo de dolor que me purifico de toda duda y de toda cobardĆa. Desde aquel dĆa pienso que no debe ser difĆcil morir por una causa que se ama. O simplemente: morir por amor. Evita. La RazĆ³n de mi vida.

Claudio Minoldo
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