
Imagine, John Lennon
Por: Luis Pastawski (Vecino de Jesús María)
Un centenar de personas participamos de las conferencias brindadas por dos prestigiosos profesionales sobre la presencia de químicos en nuestra vida cotidiana y el uso de agroquímicos en fumigaciones agropecuarias. El Dr. Fernando Manera hizo alusión al primer tema, desarrollado con minuciosidad en su libro Una amenaza Invisible. Por su parte el Dr. Daniel Gómez, Jefe del Departamento de Toxicología del Hospital de Urgencias de Córdoba, precisó que de los numerosos casos de intoxicados que llegan al hospital alrededor del diez por ciento son por agrotóxicos y el resto es por alcohol, drogas y productos de uso en el hogar.
Las dos disertaciones fueron sumamente interesantes y esclarecedoras. El profesional de Córdoba hizo una amplia exposición de los efectos de cada tipo de sustancias químicas en la salud de las personas: "la clave está en informarse, no temer y hacerle frente al problema en cada comunidad". El estilo de su oratoria, para atrapar al auditorio, por las ocurrencias y el tono usado, en más de una ocasión, generaban las risas del público, transformando una charla sobre un tema tan complejo en algo más comprensible para todos. Al final, al contestar una pregunta referida a los posibles perjuicios provocados a raíz de haberse encontrado, de acuerdo al informe de Bomberos, envases del pesticida endosulfán, en una recicladora de nuestra zona, luego de haberse incendiado, expresó: “por un pelotudo que hace mal las cosas no se le pueden cargar las culpas a muchos productores que trabajan a conciencia”. La segunda parte de su contestación me parece totalmente certera; los productores, en su mayoría, trabajan y quieren trabajar de la mejor forma cuidándose y protegiendo a su familia y a la comunidad. Con respecto “al pelotudo”, que según la Real Academia Española es “una persona que tiene pocas luces o que obra como tal; irresponsable”, éste es mi punto de vista: conviene controlarlo y a tiempo; y esto hay que aclararlo muy bien. Conductas de este tipo ocasionaron y pueden seguir ocasionando daños enormes. De hecho hubo “algunos pelotudos” que inclusive cambiaron la historia del mundo. Acá van algunos ejemplos:
Judas Iscariote: Apóstol de Jesús de Nazareth, siguió a su Maestro durante su predicación y según los Evangelios fue el traidor que reveló por unas monedas el lugar donde podían capturarlo para luego crucificarlo.
Gavrilo Príncip: joven miembro de un grupo nacionalista que asesinó al príncipe Francisco Fernando de Austria, heredero de la Corona del Imperio Austrohúngaro. Conocido como el atentado de Sarajevo, resultó ser el detonante inmediato de la Primera Guerra Mundial.
Adolf Hitler: después de haber sacudido al mundo con la idea de hegemonía de la “raza aria” provocó una guerra y un genocidio sin precedentes en la historia.
Mark David Chapman: el 8 de diciembre de 1980 disparó contra John Lennon cuatro veces, matando a un genio de la música y prohibiendo a los oídos del mundo de nuevas y mágicas canciones.
Y tantos otros ejemplos… Algunos más anónimos, pero no menos “pelotudos”, como aquél que pasando un semáforo en rojo causa una tragedia que modifica para siempre una historia familiar.
Dice el escritor Mempo Giardinelli: “… las ideologías siempre juegan un papel y los intereses mueven al mundo. Los paradigmas son cambiantes y no siempre se erigen en favor del bienestar de los pueblos. Esta idea del nuevo paradigma agricultor parece cuestionable si deja sin trabajo a la gente y destruye familias, tradiciones culturales, apegos a formas de trabajar. No propongo que volvamos al arado de manceras, pero la modernidad desalmada tampoco. Y menos cuando hay minorías demasiado minoritarias que se enriquecen tanto mientras las mayorías cada vez más mayoritarias se empobrecen hasta niveles de indigencia. Es por esto que el crecimiento y el desarrollo no son una cuestión económica, sino cultural. Si el nuevo paradigma destruye la cultura de los pueblos y a sus pobladores, es un paradigma negativo”, concluye Mempo.
El informe final del Encuentro de Médicos de Pueblos Fumigados, auspiciado por la Universidad Nacional de Córdoba, siguiendo esta línea de pensamiento, que comparto, expresa al terminar: “Ponemos en cuestionamiento el actual modelo de producción agroindustrial y transgénico; existen opciones de producción agroecológicas que la universidad pública debe promover y desarrollar. Es preciso investigar, seleccionar y acordar sistemas de producción que permitan la integración social y cultural y la defensa y reproducción de las condiciones ecológicas de nuestro ambiente”.
Mientras tanto, ahora, época de siembra y fumigaciones, de transporte de granos, mas allá de la concientización de los ciudadanos y lo importante de los debates sobre estos temas, los controles por parte del Estado para el uso de químicos agrícolas se deben multiplicar.Incentivando, también, el “poder de policía” para la supervisión de los químicos de uso doméstico e industrial. Porque en el descontrol existente el daño agudo, inmediato (no el crónico, a mediano y largo plazo, ya producido) causado por algún otro “pelotudo” puede ser de características catastróficas. Chernobyl no es sólo una foto con chicos malformados en Bielorrusia. Dirán que estoy soñando demasiado al solicitar controles, para preservar la salud de las personas, por parte de este Estado economicista, con parálisis de imaginación. Soñando sí, es parte del ser soñar. Demasiado no.
NOTA: “(…) me pregunto por qué son malas las malas palabras, quién las define como tal. ¿Quién y por qué? ¿O es que acaso les pegan las malas palabras a las buenas? ¿Son malas porque son de mala calidad? (...) …hay palabras, palabras de las denominadas malas palabras que son irremplazables, por sonoridad, por fuerza, algunas incluso por contextura física de la palabra. No es lo mismo decir que una persona es tonta o zonza que decir que es un pelotudo. Tonto puede incluso incluir un problema de disminución neurológica realmente agresivo.” Roberto Fontanarrosa
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