La muestra trata sobre 22 personas que desaparecieron entre diciembre de 1975 y febrero de 1976 y cuyas causas fueron elevadas a juicio y comenzarán en breve. Son desaparecidos previos a la última dictadura militar cuando Córdoba estaba intervenida después del golpe destituyente contra Horacio Obregón Cano y que se conoció como el Navarrazo.
Son muestras del horror antes del horror y llamó la atención la aparición de un nombre local, el de Juan José Laso. Un banner y una postal señalaban: “Le decían ‘Pichuco’. Era una luz, en todas las cosas era una luz. Al frente del espejo le gustaba recitar, aparte era buen alumno en el secundario. En tercero, cuarto, quinto, él era escolta, abanderado. En la que venía se anotaba: joda, fiestas, asados, picnics. Y si había que laburar, no había problema. Le gustaban las chicas, el baile. Tenía pinta, era grandote, no era feo. En un verano, en un balneario arrancó como modelo y de ahí lo buscaban en las casas de ropas para desfiles”.
Parece una semblanza de un pibe cualquiera, como cualquiera de los de hoy. La diferencia es que lo desaparecieron el 23 de diciembre de 1975 cuando tenía 21 años de edad. Militaba en el peronismo de base en la Juventud Peronista.
La muestra que se expone en la sala del ferrocarril cuenta historias similares de otros desaparecidos por grupos parapoliciales previo a la dictadura que se inició en 1976. Como son los casos de Osvaldo Ravasi, Humberto Annone, Marta Martínez, Juan Alberto Caffaratti, María del Carmen Sosa, Osvaldo Suárez, y Silvia Suárez, entre otros.
“Esta muestra elegimos que sea con estas 22 víctima que están dentro de una causa que es la causa Vergez. “Historias de Vida I, memorias antes del golpe” habla de estas primeras víctimas y que son las primeras víctimas del terrorismo de Estado y del Centro Clandestino de detención”, señaló Novillo.
Novillo éxplicó también qué fue lo que fueron descubriendo en las investigaciones: “Saber que el primer centro clandestino armado para funcionar como eso y permanecer desa-parecidas a personas por un largo período fue Campo de la Ribera desde fines de 1975. Desde marzo de 1976, con la creación de La Perla, Campo de la Ribera ya no es un centro de exterminio sino un centro provisorio, de traslado, donde se las tenía menos tiempo antes de trasladarlas”.
La muestra tiene como objetivo demostrar que la mayoría de los desparecidos era gente con gustos similares a los de cualquiera, aunque sus convicciones políticas fueran otras.
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