Entre enero de 2000 -ni bien asumía Colombo- y octubre de 2011, el reclamo sigue siendo el mismo: seguridad laboral, finalización de la precariedad laboral, carrera administrativa, y pase a planta permanente de los trabajadores contratados.
Los diferencia -y no es un dato menor- que Colombo recibía un municipio en llamas en un país en crisis, con las arcas vacías, y una planta de personal sobredimensionada a la que le habían añadido de un plumazo 113 empleados de planta permanente. Los correctivos que aplicó Colombo fueron aceptados en aquel entonces por imperio de la fragilidad de las finanzas y la capacidad del ex intendente de lamentarse y que sus llantos sean difundidos en rutilante tecnicolor. El resto parece una fotocopia.
Pese a las promesas de los últimos 12 años, no hubo carrera administrativa ni ingresos por concurso, ni ascensos por evaluación. Es más, todavía la relación con los trabajadores está signada por su paso por los Tribunales donde muchos de los reclamos no fueron resueltos aún.
Esta semana, los municipales se declararon primero en estado de asamblea permanente para pasar luego al paro de actividades. Protagonizaron una serie de hechos que merecieron rechazos y adhesiones por parte de la comunidad, por ejemplo, cuando arrojaron basura por el centro de la ciudad.
Durante la mañana del pasado viernes 21, los municipales decidieron hacer un alto en la protesta tras recibir una propuesta satisfactoria de incremento salarial: incorporar 400 pesos no remunerativos en forma escalonada hasta enero de 2012, y dos incrementos del 10 y del 15 por ciento, en diciembre y febrero de 2012, respectivamente.
Sin embargo, la continuidad de la protesta se verá después de una reunión que los trabajadores tendrán con el actual intendente y con el próximo intendente sobre el tema del pase a planta del personal contratado, el punto más álgido de la discusión. Allí, se sabrá cómo continúa el conflicto a poco tiempo de que Marcelino Gatica deje la posta en manos de Gabriel Frizza.
Opinión del gremio
Poco tiempo antes de que los trabajadores municipales de Jesús María llevaran al terreno del conflicto su reclamo sectorial, el titular de la Federación de Sindicatos de Trabajadores Municipales de Córdoba, Jorge Martín, mantuvo un diálogo con Primer Día en el que se explayó en los motivos del descontento que derivarían en las medidas de fuerza que se implementaron. Aquí, un resumen de la conversación con el secretario General del gremio.
Hace varias semanas que retomaron el diálogo que se inició el año pasado ¿No se cumplieron las expectativas que tenían?
¿Cómo se combate el argumento de que no se puede incrementar el dinero que el municipio gasta en concepto de salarios por el pacto fiscal?
- El pacto fiscal fue firmado en el año 2000 por cinco años y con una financiación de 30 años de las deudas que tenían los municipios. En ese pacto fiscal, en una de sus adendas, planteaba que aquellos municipios que estaban excedidos en cuanto a personal de planta permanente se abstuvieran de hacer nuevos nombramientos y les fijaba un tope de contratados del 15 por ciento. Acá (por Jesús María) tenemos el 80 por ciento de los recursos humanos con los que cuenta el municipio como contratado. O sea que ninguno de los parámetros de ese pacto fiscal que terminó en 2005 se ha cumplido en Jesús María. No cabe ninguna duda. El otro tema que tenemos tiene que ver con la cadena de mandos donde sucede que personal contratado se le adjudica categoría de jefe o subjefe sin estar previsto en el presupuesto ni mucho menos en el estatuto. Es una actitud que asume un intendente que juega con la ignorancia de que los demás trabajadores no tienen por qué obedecerle a ese personal contratado.
¿Jesús María está enredada en una maraña jurídica que permite estos estatus quo?
- Paralelamente, han ido destruyendo a la organización. Imaginate un municipio que tiene más de 500 personas trabajando y tiene una planta de permanentes que no llega a 100. Obviamente, que todos esos contratados tienen una mordaza. No pueden hablar, no pueden opinar, discutir, debatir, ni siquiera afiliarse u oponerse. Es decir, un estado de total indefensión y, por otro lado, un sindicato que gracias a un grupo de compañeros sostuvieron la idea de mantener la organización. Pero le ha hecho un daño enorme este tipo de política, lamentablemente. Se nota mucho en Jesús María porque es uno de los municipios importantes en materia de habitantes en Córdoba. No se consigue nada con esto excepto una ventaja política porque juntan gente que son votos cautivos. Muchos intendentes exitosos emplean este tipo de política.
Gatica descartó incorporar personal de planta
El intendente de Jesús María se refirió al conflicto que mantiene con los municipales condenando algunas de las acciones que llevaron a cabo entre jueves y viernes pasado e invitando a mantener una mesa de diálogo.
“La mesa de conversaciones estuvo abierta los ocho años y siempre acordamos. La pauta salarial para este año se acordó y cumplimos. Fuimos avanzando en la medida de las posibilidades económicas de la ciudad, pero esta propuesta que traen excede las posibilidades de la Municipalidad. No vamos a dejar de prestar los servicios para atender un reclamo sectorial”, señaló Gatica en rueda de prensa.
Respecto de la precarización que denuncia el gremio, el intendente señaló: “Es una realidad, pero hay que analizar el punto de partida. Veníamos de una situación en la que hasta planes sociales trabajaban dentro de la Municipalidad. No es casual que el 95 por ciento de los municipios tenga situaciones laborales que no son las correctas. Hacemos lo que se puede”.
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