El derecho a la libertad de expresión ¿tiene límites? ¿quién los fija? Todo lo que se piensa y siente ¿se puede expresar sin reservas?
Un artículo publicado recientemente por Primer Día con la firma del ingeniero Néstor Scagliotti generó un revuelo importante entre los lectores habituales de este semanario. Hubo expresiones de repudio, rechazo, indignación, y hasta de piedad por su contenido.
Scagliotti no tuvo mejor idea que reproducir algunas de las ideas que un amigo de él tiene sobre las medidas que habría que implementar para frenar el crecimiento de la delincuencia: ejecución sumaria para los asaltantes violentos, narcotraficantes, violadores, y secuestradores cuando sean sorprendidos “in fraganti”. Ese amigo también propone esterilizar a la parturienta después del parto (hablando, desde luego, de la mujer de un delincuente).
Olvida el amigo del ingeniero que una lógica similar fue la que utilizó el Tercer Reich en Alemania y que terminó con el exterminio de millones de judíos, negros, homosexuales, y gitanos en los campos de concentración.
Y olvida el amigo del ingeniero que no hay determinismos en la historia del hombre. ¿Cuántas historias conocermos de verdaderos delincuentes (estafadores, timadores, usureros) que han parido hijos honestos?
¿Y cuántas familias de gente honesta, entre comillas, han alumbrado verdaderos delicuentes? ¿o es que no conocemos historias de hermanos, primos, que por una herencia han despojado de lo que justamente le tocaba a otro? De modo que cómo saber si la mujer que vamos a esterilizar parirá un delincuente o un honesto.
Y no estamos aquí para criticar el tipo de amigo que eligió el ingeniero sino para manifestar el desacuerdo, para pronunciarnos por otra solución menos criminal.
¿Ajusticiar sumariamente al que mata, secuestra, viola, o roba con violencia no es permitir la Ley del Talión, el ojo por ojo que tanto criticamos de otros sistemas?.
Avalar eso, además, es hacer un paréntesis para permitir que la justicia mire para otro lado y que un margen de error permita que paguen justos por pecadores o que termine en la hoguera un inocente.
Un médico y criminólogo de Turín, Ezequías Marco Lombroso, elaboró una teoría según la cual los delincuentes llevaban en la cara sus tendencias malhechoras. Bastaba analizar cuidadosamente la forma de la mandíbula, la nariz u otros rasgos fisonómicos, para llegar a conclusiones irrefutables sobre la propensión a delinquir del sujeto en cuestión. El criminal era siempre o casi siempre un criminal nato, tal como indicaban los rasgos de su cara. Esa teoría se hizo popular en Europa durante un tiempo y diferentes formas y variables de “lombrosianismo” aparecen de tanto en tanto en el tiempo. Quizás, la del amigo del ingeniero sea una de ellas, una de las variables con la que no podemos estar de acuerdo, no debemos estarlo.
Y es aquí donde surgen las preguntas respecto de cuáles son los límites de la libertad de expresión. Es irrefutable que toda forma de xenofobia, racismo, y discriminación debe ser rechazada porque atenta contra el sentido de comunidad diversa. Pero hay que reconocer que algunas formas de expresión caminan por terrenos fronterizos a aquellas formas. No constituyen necesariamente expresiones de discriminación, xenofobia, ni racismo, aunque estén a un pelo de serlo.
En este caso, no nos queda otra que pronunciarnos por soluciones diferentes para enderezar la criminalidad. Uno tiene la intuición que es educación elevada a la enésima potencia la que termina revirtiendo los procesos de deterioro social. Sueño con días en que muchos argentinos organicen un cacerolazo (igual al de 2001) para pedir que incrementen el presupuesto educativo argentino.
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Editorial: El amigo del ingeniero

Claudio Minoldo
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No había leído el artículo, lo hice ahora, OMG!!! Flor de nazi "el amigo" ( o álter ego?) . "Sus herederos emularán inexorablemente a su progenitor, en cuanto a sus actividades delictivas"..
ResponderEliminarSoy una aberración genética: No soy tan buena como mi padre, ni tan inteligente como mi madre, pero tampoco tan loca como otros ancestros, mi hijo es mi clon mejorado, mi hija es igual a su padre y dulce cómo no se quién, y por más que me esfuerce, no pude acomodar a ninguno en escala de honestidad, no sé si "dejan pasar" el vuelto de 10 ó de 20 centavos...
En lo que sí estoy de acuerdo con el Ing Scagliotti es en la diferente tasa de natalidad de pobres y ricos. Por eso dicen que una forma encubierta de "bajar" la pobreza, es que los pobres tengan menos hijos,de ahì el Plan de Natalidad (anticonceptivos gratis para todos). Será otra forma de nazismo?