Reflexiones a propósito de la discusión sobre el agua que utilizamos a diario, recurso sobre el que no siempre reparamos.
Por: Oscar Beas (Grupo Ecológico JesĆŗs MarĆa - GRUEJMA)
Conciencia ambiental
Cuando hablamos de defender la Naturaleza y cuidar el medio ambiente, nos referimos a la actitud de los seres humanos, de todos nosotros, hombres y mujeres, que hemos olvidado que somos parte intrĆnseca del Ecosistema que nos cobija, e incluye a la avifauna y a las especies arbóreas en todas sus formas.
Muchas veces, actuamos o tenemos hĆ”bitos contranatura, que contradicen esa certeza y es como si no nos diĆ©ramos debida cuenta que, sĆ o sĆ, nos tenemos que hacer cargo de nuestro rol en dicho ecosistema.
Estamos en contacto directo con el aire, el agua, el suelo y el sol que nos dan la vida, junto a otros seres vivos que compartimos el hermoso misterio de nuestra existencia. En eso, es en lo que no reparamos con detenimiento. Es como que hemos perdido la capacidad de asombrarnos ante la grandiosidad y biodiversidad de la Naturaleza y de enternecernos, con las mĆŗltiples maravillas de nuestro bello Planeta Azul. Y aquĆ es donde entra a jugar su rol la inteligencia humana.
QuizĆ”s por allĆ, debemos buscar la razón de la indiferencia y desaprensión con que nos manejamos en relación a los urgentes e importantĆsimos temas que integran la agenda ambiental que nos corresponde y que toda sociedad civilizada debe cumplir fielmente. Ese desconocimiento, y el no valorizar adecuadamente la estrecha y vital relación con los otros elementos que integran el ecosistema, nos lleva al desperdicio del agua, desde las pĆ©rdidas de una canilla sin reparar, hasta faraónicos y costosos proyectos urbanĆsticos de lujo, demandantes de siderales cantidades de agua. De ello tenemos casos puntuales muy cerca nuestro. ¿Puede haber mayor inconsciencia y soberbia? Es una pregunta a responder.
TambiĆ©n, en esta ceguera humana, debemos seƱalar la que-ma de matorrales con la idea de “limpiar” un sector del campo, o de hacer un “asadito”, acto prohibido expresamente por la legislación que hoy rige y que, aparentemente, nadie cumple, por los devastadores incendios producidos y que valga repetir hasta el cansancio: “en todos los incendios de campos, el hombre es responsable en mĆ”s del 99 por ciento de los casos”.
Estos ejemplos de desmesura y depredación de bosques y de desperdicio de agua son indicativos de la perversidad con que los humanos hemos provocado una agresión, a veces sin retorno, de nuestros recursos naturales vitales para el ecosistema. Pero también afectamos su sostenibilidad, es decir, que esos recursos también puedan ser usufructuados por nuestros descendientes en las próximas generaciones.
Fachinales
En el aspecto económico quizĆ”s debiĆ©ramos reflexionar tambiĆ©n para que nuestra ambición de mĆ”s ganancias no nos lleve al precipicio destruyendo bosques que se estĆ”n regenerando, como los fachinales (y la gente de campo sabe a quĆ© nos referimos). Esto es, que con el pretexto de alimentar los ganados, sembradoras y arados tipo “rome” irrumpen en los fachinales, arrasando con la vegetación en proceso de recomposición, e implantan pasturas perennes y exóticas que degradan los suelos.
Debemos proteger esos “fachinales” porque, aunque demande mucho tiempo para su recuperación, estamos reconstituyendo la verdadera biodiversidad, que sólo el bosque proporciona, con millones de aƱos de arraigo en ese suelo original y asĆ, se complete el ciclo de vida... Sol... Evaporación… Lluvia, evitando funestas alteraciones del clima, causantes de inundaciones y sequĆas extremas. Estos fenómenos nos ayudan a la Toma de Conciencia Ambiental.
Roles de los Ciudadanos y de los Estados
Frente a la carencia de una conciencia ambiental fuerte, debemos como sociedad buscar respuestas inteligentes, por ser la Ćŗnica especie que la posee y, en ese intento, seƱalamos el rol que nos corresponde cumplir..... el quĆ© hacemos para revertir esta grave situación que no se soluciona al decretar una emergencia hĆdrica... pequeƱo paliativo y que muchas veces ni se cumple. Como ciudadanos responsables debemos informarnos de los problemas, internalizar una conciencia ambiental que nos impulse a enfrentarlos, actuar sobre ellos, debatir soluciones. En una palabra: PARTICIPAR, no ser indiferentes, porque en esto no vale el “a mĆ no me va a tocar”, o sea, desterrar esa nociva costumbre de mirar para otro lado.
Respecto al Estado, ya sea nacional, provincial o municipal, debe ser estricto en el cumplimiento del artĆculo 41 de nuestra Constitución Nacional, que garantiza a todos los ciudadanos, un ambiente sano, una educación ambiental y acceso a toda la información disponible. En ese sentido, los legisladores, como integrantes de uno de los poderes del Estado tambiĆ©n deben cumplir con ese precepto constitucional y legislar adecuadamente, no como la legislatura provincial nuestra que desoyó las recomendaciones de la Universidad de Córdoba y otros estudios de organizaciones sin fines de lucro, aprobando una Ley contraria a esas propuestas, por imposición de corporaciones agropecuarias que solo buscan ganancias.
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Oscar Beas
Todo tiene que ver con todo en la crisis del agua

Claudio Minoldo
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