Para que el ambiente cambie, tiene que cambiar el paradigma desde el que nos paramos frente al planeta y nuestra comunidad.
Con preocupaciĆ³n pudo verse en estos Ćŗltimos tiempos como vecinos de nuestra zona han exaltado a niveles de extremo su defensa por la naturaleza y el ambiente.
Pero la postura de esos vecinos, lejos de procurar el debido control por parte del estado municipal, propicia la prohibiciĆ³n de casi todo āpor si las moscasā.
En un lapso de menos de 30 dĆas, por ejemplo, los vecinos de Caroya tendrĆ”n la posibilidad de comparar el contenido de dos charlas: una que niega los supuestos efectos que pueden generar las antenas de telefonĆa y otra que los magnifica a esos efectos a niveles que no tienen parangĆ³n en ningĆŗn otro lugar del planeta. Y ambas charlas serĆ”n ofrecidas por especialistas en la materia, con reconocimiento profesional o militante.
Lo cierto es que en lo que no se reparĆ³ hasta hoy es en la responsabilidad de quien debe controlar que ese tipo de tecnologĆa no afecte el legĆtimo derecho a la salud que tienen los ciudadanos.
Si, por ejemplo, una antena emite radiaciones por encima de las toleradas en nuestra legislaciĆ³n, debe caer todo el rigor del municipio para castigar e incluso clausurar a quien estĆ” infringiendo las normas vigentes.
Porque la mayorĆa de los militantes ambientales -que tan exaltados estĆ”n por estos dĆas- cuentan con un equipo de telefonĆa mĆ³vil que precisa de una seƱal y que proviene de una antena. No se puede caer en la hipocresĆa de querer participar de los adelantos de la tecnologĆa y desechar el soporte que precisan para funcionar.
En estos dĆas, lo mĆ”s peligroso es caer en los extremos. El derecho a un ambiente digno y sustentable hay que defenderlo a ultranza y ello entraƱa un cambio de concepciĆ³n de vida antes que una documentaciĆ³n detallada. De nada sirve, juntar miles de documentos si nuestra militancia ambiental no guarda correlato en otros aspectos mĆ”s graves, por ejemplo, el de una incorrecta disposiciĆ³n final de los residuos que provocarĆ” tarde o temprano una contaminaciĆ³n de las napas de agua de las que nos servimos en la red.
Y la lista sigue si se piensa en todo lo que hacemos que desmejora el ambiente como: utilizar automĆ³viles, enceder el aire acondicionado, desechar incorectamente las pilas, y un largo largo etcĆ©tera.
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Claudio Minoldo
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