A un año de la puesta en vigencia de la Carta Orgánica Municipal de Colonia Caroya


Por: Mario Rojas (Ex Convencional Constituyente y Concejal de Colonia Caroya)

El análisis de uno de los vecinos que integró la Convención Constituyente Municipal que dictó la Carta Orgánica para Colonia Caroya en relación a su actual cumplimiento.

Hace ya un año que el pueblo caroyense, a través de sus legítimos representantes, sancionó su Carta Orgánica, en una expresión de madurez política e institucional que reflejó en su Preámbulo y en la Primera Parte, en las Declaraciones Derechos y Garantías y en la Tercera Parte, a través de la Formas de Participación y Descentralización, el espíritu progresista y de respeto de los elementales derechos del ser humano y nuevas formas de participación ciudadana, siguiendo los lineamientos de la Constitución de la Nación, de la Provincia de Córdoba y Tratados Internacionales a las que esas normas adhieren.
Desde mi punto de vista, son las partes más importantes de la Carta Orgánica porque definen ideológica, política, cultural y socialmente el rumbo que deben seguir nuestras autoridades en la elaboración de las normas que rigen el gobierno y la administración de los recursos municipales para el logro de los objetivos propuestos.
El accionar del Departamento Ejecutivo, Concejo Deliberante y Tribunal de Cuentas surge o debería surgir de lo establecido en esas partes de la Carta Orgánica.
Para poder interpretar y aplicar los conceptos definidos en nuestra Carta Orgánica, es necesario un estado de predisposición ideológica y política que el actual Partido Gobernante no tiene, como tampoco la tuvo el anterior gobierno, y lo han demostrado en numerosas oportunidades, desde el mismo momento en que, antes de las elecciones, cuestionaban con distintos y falaces argumentos, la constitución de la Convención Constituyente Municipal.
La concepción autoritaria y cerrada, la actitud corporativa del Comité (y antes de la Unidad Básica) reflejan las desmesuradas ambiciones personales que se anteponen al bien común y constituyen una barrera implacable a la participación ciudadana (más de una vez funcionarios municipales han mencionado que la Carta Orgánica es una utopía).
Por ello, no se ha avanzado en la legislación que permita implementar la Carta Orgánica en medidas concretas y sólo les ha interesado proponer Ordenanzas como la de las Pasantías, ilegal por cierto, cuyo único interés fue burlar lo establecido en la propia Carta en cuanto al régimen de empleo. El fallido veto a la Ordenanza que regula los Centros Vecinales, la negativa a implementar el Presupuesto Participativo, son otros tantos ejemplos del estado de negación. La única excepción la constituye la Ordenanza que regula el ingreso de personal a la administración municipal, que tuvo un intenso debate y puede constituir una luz de esperanza.
En este marco institucional será muy difícil organizar y dar respuestas a las necesidades de la vecindad, objetivo primordial del municipio, teniendo como referencia nuestra Carta Orgánica, y mucho menos pensar en aspectos de Planificación Estratégica.
Esperemos que la pujante influencia de los jóvenes en la expresión de sus ideales, y la necesaria participación ciudadana, constituya una fuerza que motorice las estructuras de los partidos políticos y generen una profunda renovación en los anacrónicos cuadros de los actuales dirigentes partidarios, entre los cuales me incluyo, cuya mediocridad han llevado a nuestra Colonia a un atraso sin precedentes en su historia.
Claudio Minoldo

Claudio Minoldo

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