El camino hacia la moda sustentable

Un desafío para los tiempos que vienen es hacer moda pensando en el planeta, tendencia que habría que reproducir a escala planetaria en el mediano plazo.

El diseño de moda latinoamericano podría liderar el camino hacia el desarrollo sustentable – financiero, social y medioambiental– pero para ello se necesita de un esfuerzo por parte de todos los sectores, tanto públicos como privados.
El mundo está cambiando. El calentamiento global, la desigualdad y la crisis financiera son la prueba de que no hemos hecho bien las cosas, pero existe remedio. Como en toda enfermedad, el diagnóstico se transforma en el inicio de la recuperación, y ésta se logrará a través de conceptos como el Eco-Tech.
Una de las grandes lecciones de la crisis financiera es que la infinita ambición por incrementar las utilidades financieras tiene efectos devastadores en el desarrollo.
Muchas empresas de moda enfocadas en aumentar sus utilidades, reducen sus costos de manera deshonesta: con mano de obra ilegal, abuso de químicos tóxicos y falta de tecnología  descontaminante. Sin embargo, hoy son cada vez más las compañías y los diseñadores que toman conciencia de la inviabilidad de estas malas prácticas en el largo plazo.
La implementación, tanto normada como voluntaria, de tecnologías para capturar y reducir la emisión de CO2, para hacer más eficiente el uso energético y de los recursos hídricos, y tratar sus aguas residuales, son algunos de los cambios para reducir el impacto ambiental que hemos comenzado a ver en la industria textil y de la confección de América Latina.
En cuanto a lo social, certificar la legalidad de la mano de obra no basta. Millones de latinoamericanos viven bajo la línea de la pobreza a pesar de tener empleo.
La mayoría de los consumidores, sin embargo, aún ignora estos aspectos a la hora de decidir su compra. Su decisión se basa más en el precio del producto que en el costo real de producirlo.
Esto se debe a que poco se informa sobre las buenas prácticas. Los medios de comunicación de masas suelen referirse a tendencias globales, resaltando las formas impuestas por las pasarelas internacionales para luego promover la “democratización” de estos diseños a través de grandes cadenas comercializadoras. ¿Es esto democratización?
El acceso masivo a ciertos productos no se traduce en un balance armónico entre la competitividad y perduración de las marcas y el bienestar del mundo que les rodea. Al contrario, tiene un efecto devastador en el diseño independiente y los pequeños productores. Finalmente, la población más pobre termina consumiendo prendas que contribuyen a incrementar su pobreza y la del mundo aún más.
Conscientes de esto, empresarios y diseñadores latinoamericanos han tomado acción. En Brasil, Colombia, Chile y Perú, por ejemplo, varias empresas del sector implementan políticas de bienestar que incluyen programas de desarrollo profesional, de vivienda y de diversos beneficios para los trabajadores y sus familias, mejorando su calida de vida.
En Brasil, el dúo C avalera y creadores como Ronaldo Fraga se han hecho conocidos por sus diseños eco-tech, exhibidos en una puesta en escena que transmite mucho más que prendas,
despertando entre sus espectadores la reflexión sobre la realidad. Su impacto llega aún más allá, cuando la emoción de quienes presencian sus pasarelas se plasma en diarios y revistas, y se comenta a través de la televisión e internet. El ser humano, pensante por naturaleza, responde a los estímulos que lo hacen reflexionar sobre su realidad. ¿Puede ésta cambiarse? Claro que sí, y la moda se convierte en un manifiesto de esta opción.
En Colombia, Carlos Valenzuela, Isabel Henao, Adriana Santacruz y Kaftan, entre otros,
también optan no sólo por construir prendas, sino vidas. Su constante trabajo con comunidades vulnerables hace que sus diseños impacten mucho más allá del entorno corporal. Lo mismo sucede con Ona, que sólo trabaja con materiales eco-tech. Su moda comunica el gusto de sus consumidores, pero también su estilo de vida, sus creencias, y su respeto por el hábitat planetario.
El dúo mexicano Trista también basa su diseño en lo social, rescatando el valor cultural de su país y de América Latina. Combinando conceptos mexicanos con culturas como la de Brasil, demuestran que la globalización consiste en integrar al mundo como un todo.
Los peruanos Meche Correa, Jorge Luis Salinas y Susana Piqueras crean diseños contemporáneos a partir de técnicas de teñido y tejido indígenas con artesanos; el chileno Octavio Pizarro, trabaja con comunidades del norte del país para producir sofisticados diseños en alpaca; y Manos del Uruguay es conocida por su trabajo con tejedores locales, cuyos nombres incluye en las piezas que comercializa.
Existe voluntad. El desafío es reaccionar a tiempo: medios de comunicación, productores, comercializadores, instituciones educativas y diseñadores. Se necesita una comprensión sólida
sobre los efectos reales del consumo y la importancia de alcanzar la sustentabilidad.
Para ello, el sector público debe fomentar las buenas prácticas con de marcos legislativos sólidos y con políticas que las apoyen, promuevan, regulen y fiscalicen.
Entendiendo el eco-tech y “lo verde”, no como una moda, sino como un cambio necesario podemos pavimentar el camino hacia el desarrollo sustentable.

Fuente: Eva Medalla. "El Camino Hacia la Moda Sustentable" fue incluido en el libro "Eco-Tech: Un Compromiso Necesario", publicado por el Instituto para la Exportación y la Moda, Inexmoda, y la compañía Colombiana de Tejidos, Coltejer, en Julio de 2009
Claudio Minoldo

Claudio Minoldo

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