
Dahyana Salas propone una reflexión sobre la vida humana, Evelyn Torres se pone en la piel de una hija de desaparecidos, y Sofía Banegas recrea los recuerdos de una mujer secuestrada.
----------------------------------------------------------------------------
Desde mi persona no podría ponerme en la piel de ninguno de los personajes que participaron de esta historia de terrorismo que comenzó en 1976, porque nadie que no haya estado en ese momento puede sentir qué pasaba por la cabeza de todas aquellas personas, y cuáles eran sus sentimientos; sólo podría opinar mirando desde afuera a aquellos “Soldados del terrorismo". ¿Por qué ellos? Porque no puedo creer ni entender cómo una persona puede tener tanta maldad y frialdad con otros seres humanos; siento que es más que válido decir y pensar que estos terroristas o malvivientes en el momento que actuaron con tanta violencia y crueldad no contaban con un corazón y con una mente clara que le impidiera cometer estas atrocidades.
Aunque sepa que no se debe sentir pena por nadie, por estos soldados sí la siento y la razón es porque no supieron valorar y amar la vida como lo más maravilloso, único y la bendición más grande que Dios nos pudo haber regalado.
Lamentablemente eligieron el peor camino para recorrer porque sólo estaban rodeados de sus Egos.
Me da mucha impotencia que haya muerto tanta gente, que hayan desaparecido, torturado a tantas personas y me pregunto ¿con qué sentido lo hacían? No lo sé, pero lo que si sé es que se sentían superiores a todos por el sólo hecho de llevar un arma. ¡Qué ironía pensar que después de todo lo que hicieron estos hombres asesinos, violadores, torturadores, hayan pasado mas de 30 años en libertad sin ser juzgados!
Sólo me queda decir que para la tranquilidad de todas las personas que vivieron un infierno por el golpe militar, y que son creyentes, tengan por seguro que Dios es nuestro escudo de protección y de fortaleza para seguir batallando contra todo aquello negativo que se nos presenta en la vida y que no hay mejor justicia que la de Dios.
Dahyana Salas
----------------------------------------------------------------------------
Soy hija de desaparecidos y recién hace muy poco tiempo me enteré de la razón por la que murieron mis padres verdaderos.
Quienes me criaron, me lo ocultaron porque creían que era lo mejor para mi, me dieron razones falsas sobre sus respectivas muertes y también lo que nunca hasta el día de hoy me contaron, fue que nací en cautiverio.
Aunque sea me gustaría haber podido estar un poco más de tiempo con mi mamá y mi papá. Haberlos conocido, ver como eran sus miradas, sus ojos, recordar sus rostros, pero hasta ese privilegio me sacaron.
Ahora que sé cual fue su verdadero paradero me cuesta pensar que habrá pasado con ellos, si estarán vivos o muertos, si fueron torturados, maltratados o qué otras cosas les habrán hecho.
Para mí los militares o las personas que los mataron, secuestraron o los hicieron desaparecer merecen la muerte, merecen sufrir los que mis padres sufrieron. No me sale otra cosa más que eso. Desde adentro mío no me sale el perdón hacia esas personas que tanto daño me hicieron, aunque sé que no es lo correcto, aunque sé que está mal.
Pero lo positivo es que nunca voy a perder las esperanzas de que algún día aparezcan y poderme reencontrar con ellos, aunque eso me lleve la vida. Solo eso calmaría mi tristeza y el dolor profundo que siento en mi corazón...
Evelyn Torres
----------------------------------------------------------------------------
Yo fui secuestrada por los militares durante la dictadura. Estuve un año y medio viviendo, sufriendo y pasando todas las torturas infrahumanas que se puedan imaginar; desde estar con sueño, hasta ser manipulada, desde estar meses sin asearme, hasta ser golpeada, desde extrañar a mi familia, hasta ser violada...
Son infinitas las cosas que nos tocó vivir a todas las mujeres que fuimos secuestradas por aquellos seres, pero las que más sufrieron, ya no están para contarlo. No juzgo a aquellos hombres; porque más de uno no quería, ni le gustaba hacer todas esas cosas. Pero obedecían órdenes, de lo contrario podían pagar con la vida su familia o ellos mismos.
Todavía me agarra escalofríos y depresión al acordarme de todo lo que pasé, vi y escuché. Fue un año y medio donde no supe nada de mi familia, donde sufrí infinitamente.
¡Cuantas noches pedí que me mataran! Por que no tenía nada que ver con lo que ellos buscaban, y porque no quería sufrir más. Sin embargo estos hombres fueron iluminados por Dios o se habrán dado cuenta Dios sabrá de qué...
Simplemente es un milagro que esté viva, que esté aquí para contar mi historia y pueda disfrutar de mi familia a pesar de todo lo sucedido.
Sofía Banegas
No hay comentarios:
Publicar un comentario