Viene clareando

“El pesimista se queja del viento;
el optimista espera que cambie;

el realista ajusta las velas.”

William George Ward (1812-1882. Escritor y teólogo inglés)

Por: Luis Pastawski (Vecino de Jesús María)

Pareciera ser que los partidos políticos han dejado de expresar los principios originales que los volvieron populares. Sucede también que en una misma fuerza política conviven posturas no ya distintas, sino contradictorias.
Quizás porque se convirtieron en artificios puramente electorales, orientados a satisfacer la ansiedad de un puñado de personas, en el que las ideas quedan relegadas por pensar sólo en ejercer el poder. Mientras esto sucede, gran parte de la ciudadanía observa, impasible, como los espacios de debate se limitan sólo a la discusión del reparto de posibles cargos y candidaturas.
Pero somos cada vez más los ciudadanos que creemos que la política puede y debe ser otra cosa; que los partidos o la comunidad deben reordenarse en torno a valores, ideas y principios y que esas plataformas programáticas no deben caducar cuando se llega a una gestión de gobierno. Desde adentro de los partidos tradicionales algunos, desde afuera otros, apostamos sin prisa pero sin pausa a poder transformar esta situación y hacer realidad el sueño de una sociedad más justa, en la que todos nos sintamos protagonistas de la construcción diaria de ciudadanía. Esto es lo que nos lleva a una búsqueda “novedosa” en la que actualmente nos encontramos numerosos ciudadanos y en la que tenemos diversos ritmos, porque son distintas e igualmente atendibles las conformaciones de las identidades y los tiempos de reflexión para la toma de decisiones de cada uno.
Quienes compartimos estas ideas creemos en la necesidad de construir un espacio progresista, popular, social-demócrata y estamos dispuestos a aportar lo mejor de nosotros para que el sistema se ordene en torno a nuevos valores e ideales. Si bien esta necesidad de encuentros, de reflexión, no está planteada en términos electorales, tampoco tenemos que renunciar a la idea de que un futuro eso suceda.
La fragmentación del campo popular nos hace conscientes de que se necesita profundizar el debate y fortalecer nuestras posiciones; porque no nos rendimos ante el desconcierto ideológico, ni nos resignamos a que la política admita cualquier práctica; debemos instar para que exista correspondencia entre la ética de los medios y la ética de los fines. Importa cómo y con quién caminamos tanto como que la dirección sea la correcta.
Los que estamos compartiendo estos conceptos tenemos diversas opiniones sobre las acciones que desarrolla el gobierno nacional y provincial, pero no nos deben separar esas posiciones; se puede compartir un espacio comunitario, más allá de la distancia o la cercanía con esas gestiones.
Sabemos que en estos espacios ideológicos, muchas veces, las diferencias por posiciones inflexibles, generan fisuras aparentemente insalvables. A veces mencionamos la capacidad de países vecinos, como Chile o Uruguay, para crecer en unidad; pero cuando miramos Jesús María, volvemos a quedarnos en las diferencias, a negar esa construcción más lenta pero más enriquecedora para el futuro de nuestra sociedad.
Tengo la esperanza de que en algún momento, sin la impaciencia por lo electoral, sin abandonar códigos éticos, quienes soñamos los mismos sueños y nos indignamos con las mismas injusticias, nos encontremos en una misma alternativa social-política comunitaria. Mientras tanto, estoy seguro de que el intercambio de opiniones y proyectos habrá de fortalecernos para seguir bregando por el propósito primordial: una sociedad con más equidad social, que considere a la naturaleza como un sujeto de derecho, digno de ser respetado y tratado con la misma consideración que se tiene con el tradicional sujeto de derecho: el ser humano (las constituciones de Bolivia y Ecuador ya lo consideran así).
Espero entonces que la Mesa de Concertación convocada desde el radicalismo, el acuerdo del Bicentenario gestionado desde el oficialismo, las participaciones vecinalistas, las nuevas agrupaciones comunitarias, las mediaciones de muchos que creen en algo distinto, sean, entre otros, “medios” que conduzcan hacia esos objetivos superiores. Tomando palabras de Salvador Allende: aquél que no puede dar comida ni estudio a sus hijos no le interesa si el gobernante es marxista, laico o cristiano; sólo necesita que se comprometa y contribuya a resolver sus problemas.
Termino con la letra de una canción de Alí Primera: “la inocencia no mata al pueblo, pero tampoco lo salva, lo salvará su conciencia y en eso me apuesto el alma”;
y nuevamente Ward: “las oportunidades son como los amaneceres: si uno espera demasiado, se los pierde”. Y viene clareando, es el momento de tomar conciencia y ajustar velas, pero teniendo en cuenta que en el barco estamos todos y todos debemos estar dispuestos a ser marineros…
Claudio Minoldo

Claudio Minoldo

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