Clínica San Isidro celebra 25 años de compromiso con la salud comunitaria

Desde aquellos comienzos con un puñado de profesionales y unas reducidas instalaciones, se avanzó hasta este presente con más prestaciones y servicios y en un edificio de 1700 metros cubiertos.

Próxima a celebrar sus 25 primeros años de vida, la Clínica Privada San Isidro viene trabajando en la organización de una serie de actividades para celebrar el acontecimiento.
El Dr. Héctor Kunz, director médico de la institución, fue el encargado de hacer el raconto sobre la evolución que experimentó la institución: “El objetivo que tenía, desde que empezamos con la sociedad inicial, fue poder generar un espacio para la salud de la gente. No era obtener ningún recurso económico importante sino ocupar un espacio que creíamos que podía hacerse con honestidad y con mucha capacidad de trabajo”.
Kunz indicó que su sector, el de la salud privada, cambió mucho durante los últimos 20 años. Históricamente, la Clínica Privada se planteaba como un servicio para que puedan desarrollar su trabajo los médicos, en forma muy casera y sin que se tuviese un desarrollo del tipo empresario. Y en algún momento, lo que eran empresas “prestadoras” parason a ser prestadoras/financiadoras, salto que se dio en la época en que apareció la Clínica San Isidro.
“Eso nos obligó -añadió Kunz- a irnos capacitando para esa transformación, de modo que los recursos que fuimos obteniendo los pudimos reinvertir, nos capitalizamos”. Prueba de ello es que de las dos habitaciones en que se inició todo, se pasó al edificio de 1800 metros cubiertos que ocupa actualmente y a los servicios médicos que prestan 40 profesionales, a los que se suman los administrativos, y el personal de limpieza, cocina, y enfermería.
Paralelamente, la Clínica se sumó a otros aliados estratégicos para otros emprendimientos vinculados a la salud que generaron otros servicios como, por ejemplo, el CEDIAN (que comenzó en sociedad con el Sanatorio Caroya y con el Instituto Di Rienzo), o la sociedad con AMI e, incluso, de la empresa prepaga que tenían las clínicas del norte cordobés.
“En los inicios por el año 85, la prestación que se pretendía era totalmente local y, en este momento, llegamos a todo el norte de la provincia y al sur de algunas provincias del norte”, narró con satisfacción Kunz.
El director de la Clínica señaló como fortaleza de la entidad que preside el hecho de que su plantel médico no se ha modificado mucho durante los últimos años: “Nosotros planteamos una institución abierta donde los clientes/pacientes y los clientes/profesionales se sientan importantes, donde se pueda trabajar con comodidad y libertad. Esa fue una de las bases de nuestro crecimiento porque creó alianzas y la diferencia es que como director médico siempre estuve en las trincheras con los otros colegas. A lo mejor eso fue una ventaja”.
Esas alianzas se tradujeron en lazos de afectividad y hasta de amistad entre la Dirección y casi todos los colegas. Los profesionales que se fueron incorporando a lo largo de estos 25 años aprendieron a asimilar esa política planteada dentro de la clínica.

La capacitación de nunca acabar
Para poder encaminar la transformación que el sistema practicamente le obligó a la medicina privada, Kunz tomó la determinación de realizar una maestría en la materia donde los médicos eran una minoría. Allí descubrió que los médicos tienen escasos aciertos cuando están al frente de instituciones privadas, y tienen preconceptos sobre la necesidad de unir medicina con administración. De hecho, la mayoría reconoce que los médicos son administradores deficientes.
“En esta que es una empresa con recursos limitados-explicó Kunz- acá tenemos la suerte de tener una realidad que es muy particular. Otras empresas tienen crisis esporádicas pero no-sotros vivimos en crisis casi en forma permanente y cuando viene una crisis no deja de estar en la normalidad nuestra. Sufre mucho la empresa médica de la intermediación y de los vaivenes del Estado porque, en definitiva, dependemos de pautas políticas sanitarias”.
La medicina privada no fija los valores de las cápitas ni se cocinan en ese sector. En Córdoba, por citar un ejemplo, hay una sola institución que puede decir “salgo con calidad y fijo el precio” que es el Sanatorio Allende. El resto tiene que aceptar las negociaciones que se imponen desde las pautas políticas, siempre. Entonces, la variable de ajuste termina siendo el capital humano. “Cualquier cosa, vos la sufrís con el aporte tuyo. El remedio para sobrevivir es tratar de fidelizar a la gente”, graficó Kunz.
“Hay que pensar en la continuidad de la conducción -reflexionó en voz alta el director- anticipándose al día en que se retire de la actividad”. Pero ahora, el festejo del aniversario de plata es lo más importante.
Claudio Minoldo

Claudio Minoldo

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