La capilla de Kronfuss recuperó su esplendor

La obra que la viuda de don Vicente Agüero le encargara al prestigioso arquitecto de Bélgica Juan Kronfuss luce totalmente renovada gracias al esfuerzo que hicieron las religiosas de la orden Hijas de Nuestra Señora de la Misericordia, quienes consiguieron los fondos necesarios para encarar trabajos de mantenimiento y pintura.

La Capilla que está en la misma manzana del Hospital Vicente Agüero mostraba un deterioro importante en las paredes exteriores, con tramos descascarados, con hongos, y despintados.
Las religiosas lograron reunir los fondos necesarios para contratar los servicios del ingeniero Osvaldo Benedetto que procedió a realizar una limpieza general con hidrolavado, la colocación de una capa de imprimación en toda la superficie externa y luego procedió al pintado completo.
La capilla recuperó así el esplendor original y la ciudad tiene en mejores condiciones la edificación que forma parte de su patrimonio arquitectónico.

Con fondos propios, las hijas de Nuestra Señora de la Misericordia restauraron la capilla

Un trabajo redactado por Marita Freites por pedido de la religiosa Alicia Santa Olalla recuerda que en 1927 don Vicente Agüero manda a construir el Hospital Zonal que después llevará su nombre, generoso gesto que mejorará la calidad de vida de la región.
Para llevar adelante la construcción encargó la tarea arquitectónica a Juan Kronfus, destacado profesional nacido en Budapest y radicado en Argentina, donde realizó obras de alta jerarquía y valor como el el Museo Caraffa, el Hospital Misericordia, la Cárcel de Encausados y la remodelación del edificio de la Legislatura, entre otras.
Al fallecer don Vicente Agüero, su viuda, Ángela, encarga al mismo Kronfuss la construcción de la bellísima capilla que honra la memoria de su esposo y a la que pone bajo la advocación de “Nuestra Señora de La Misericordia”.
Se trata de una construcción cuyo lenguaje expresa un sincretismo entre las dos líneas que manejaba Kronfuss -colonial y barroco de raíz local- pero ya aplicados sobre una estructura espacial contemporánea. Algunos especialistas la encuadran dentro del estilo neocolonial.
Vale señalar que la capilla junto con la Torre de los Céspedes y el edificio del Banco de Córdoba fueron declarados de interés público por el Concejo Deliberante de Jesús María.
Durante muchos años, la capilla lució desmejorada, aunque nunca perdió su belleza original. Durante el último tiempo, fue preocupación de las religiosas que tienen a su cargo el lugar ver la manera en devolverle su brillo original.
A través de diversos aportes anónimos, la orden consiguió los fondos para iniciar la reparación de todo el exterior de la construcción que tiene campanario, y pequeñas cúpulas en cuyos extremos suman un total de siete cruces.
“Vimos que el mantenimiento era necesario. Las paredes estaban llenas de hongos, desmejorada por la presencia de palomas. Hacía muchos años que no contábamos con personal para mantenerlo. La provindencia de Dios nos ayudó para que podamos concretar estos arreglos”, explicó Santa Olalla.
Así fue que hicieron el hidrolavado de las paredes, una mano de impregnante, y dos manos de pintura respetando los colores originales.
“Se fue dando relevancia al valor que tiene esta obra del arquitecto Kronfuss. Queríamos también poner de relevancia de este personaje que hizo estas obras maravillosas. Es una obra de arquitectura maravillosa”, señaló Santa Olalla.
La religiosa recordó también la labor de la familia constructora de la propiedad, los Tauro, quienes ejecutaron minuciosamente las órdenes de Kronfuss para dotar al conjunto de singularidad.
Algunos historiadores señalaron que los detalles de las mayólicas fuero traídas desde Sevilla, España, por Ángela Blaye, la viuda de Vicente Agüero.
“A nosotras -aclaró Santa Olalla- nos parecía que como homenaje al pueblo y como alabanza a Dios merecía tener una relevancia”.
La obra por el momento solamente incluyó la fachada externa, pero sería muy interesante realizar un relevamiento y mantenimiento de las tejas de los techos. Y ver el estado de conservación del interior de la capilla que alberga los restos del matrimonio benefactor.
“Hay que destacar que son obras de Dios y de los hombres para dar relevancia al culto. Es una pena dejar que se vengan abajo”, concluyó la religiosa que se mostró satisfecha por haber podido avanzar en la manutención de uno de los inmuebles más valiosos de la ciudad.
Claudio Minoldo

Claudio Minoldo

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