Malvinas sigue siendo para muchos una herida. No para de latir. Y aunque todos los años su evocación resulta difícil, la oportunidad de la conmemoración en año “redondo” logró multiplicar sus efectos.
Entre los veteranos decidieron que haya un solo orador para los actos en Jesús María y Colonia Caroya, Héctor Rivadero. Y utilizó dos esquemas diferentes para referirse a la guerra, aunque en ambos quedó de manifiesto la necesidad de resaltar que hubo personas de carne y hueso peleando por una causa nacional. Esos no eran militares ni genocidas sino apenas pibes de 18 años que fueron arrancados de la adolescencia para ir a defender un terruño tan lejos de casa. Volvieron de las islas hechos hombres, a la fuerza, sin retorno.
Rivadero ensalzó los valores de la época: respeto, disciplina, trabajo con sacrificio, amor profundo a la patria y a sus símbolos. “Si analizamos la historia de nuestra gesta encontraremos infinitos ídolos que con su sangre enaltecen -hoy- dichos valores dándole el grado de virtuosos”, señaló el ex combatiente en un tramo de los emotivos discursos.
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