Pese a que no lograron juntar 2000 niños como extras de la película para la filmación de la escena final, hubo un centenar de pequeños que se acercó al castillo de Seminario Menor en la tarde del sábado 21 de abril.
Limbo, la película sobre vampiros que protagonizan 45 niños de Jesús María y Colonia Caroya, terminó de rodarse el pasado sábado bajo las órdenes de Iván Noel.
Para la escena final, el director necesitaba una gran cantidad de extras para que hicieran de niños vampiros, pero el frío fue enemigo de la convocatoria, sumado a que esa escena se iba a filmar originalmente el 5 de abril y su rodaje se suspendió. Algunas de las personas involucradas en la filmación también atribuyeron la escasa convocatoria a que, quizás, no contaron con la suficiente publicidad.
Pero esos son detalles que en nada empañaron la culminación de este filme independiente que fue financiado con fondos privados y en el que se gastaron unos cientos de miles de pesos.
Para el rodaje, se utilizaron cámaras que filman en alta definición y utilizando equipos de sonido e iluminación profesionales. Fueron utilizados escenarios naturales en Ascochinga, La Pampa, y algunas locaciones prestadas como la residencia El Cortijo, la Casa del Encuentro en Colonia Caroya, y el castillo del Seminario Menor.
Aunque ya se conocen trazos de la trama completa de Limbo, lo que importa reseñar aquí es que durante el fin de semana pasado se filmaron las escenas en la que un grupo de ángeles exterminadores (todos adultos vestidos de negro) asesina a bastantes vampiritos, matanza que se les vuelve en contra en genera la venganza de toda una legión de vampiros que los rodean y atacan a los exterminadores.
Tan independiente es la película que muchos de los ángeles exterminadores no salieron de un casting sino de una llamada telefónica la noche anterior. “A vos que te gusta el cine, tenés que venir vestido de negro y participar de la peli”, narró cómo lo invitaron a ser uno de estos improvisados actores.
Vale destacar que unas pocas madres fueron las que acompañaron durante todo el proceso la filmación de la película y les resultó agotador, aunque también gratificante saber que estaban colaborando en un filme en el que los protagonistas eran sus propios hijos o hijas.
Ahora, habrá que esperar el proceso de pos producción en el que se le dará forma a la película, momento en el que intervienen las computadoras, los programas de edición de video, la colocación de la banda sonora, el subtitulado, hasta que tome forma definitiva de película. Limbo fue hecha acá, a la vueltita, con chicos de acá, hijos de amigos y vecinos nuestros. Ojalá que podamos verla pronto en las pantallas de cine.
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