Caroya busca socios en su pelea contra el 2,4-D éster

Quiere que la provincia lo incluya dentro de los grupos toxicológicos más peligrosos para poder seguirle el rastro entre los que aplican.

Colonia Caroya sabe que la producción frutihortícola es muy pequeña en relación a la de los cultivos extensivos, pero también sabe que es el medio de sustento de muchos de sus habitantes y también de las vecinas Colonia Vicente Agüero y Sinsacate.
Por ese motivo, los tres intendentes tomaron parte de una conferencia de prensa en la que se manifestó la preocupación por el daño que siguen causando los agroquímicos hormonales entre sus productores.
Y esta vez la ratificación del daño provino de un análisis que realizó la Universidad Nacional de Córdoba en la que detectó presencia del herbicida 2,4-D éster en plantaciones de vid. Afortunadamente, se descartó la presencia del agroquímico en la uva lo que hace presumir que no hay residuos químicos en el producto final: el vino.
Pero que siga detectándose la presencia del herbicida -sobre el que hay numerosa legislación que prohíbe su aplicación en esta zona- es cuando menos preocupante.
Por ese motivo, el municipio decidió elevar un pedido a las autoridades provinciales solicitándoles la inclusión del 2,4-D éster y del 2.4-DB éster en la categoría toxicológica más elevadas para poder realizarle un seguimiento más exhaustivo desde la venta a la aplicación.

Preguntas sin respuestas

Si hace daño a otros cultivos, ¿por qué se sigue usando el 2,4-D éster en esta región? La respuesta es sencilla: porque es altamente efectivo en el combate a las malezas previo a la siembra de cultivos extensivos y porque es muy económico.
¿Por qué no prohíbe su venta el gobierno de Córdoba? Sencillamente, porque el primer productor de este herbicida en la provincia, Atanor, es cordobés. Pero también porque la producción extensiva motoriza miles de millones de pesos cada año contra lo que puede movilizar una pequeña zona productora de frutas y hortalizas.
Entonces, ¿Hay alguna forma de frenar el mal uso o el abuso  de 2,4-D éster en nuestra región?. Colonia Caroya cree que sí se puede y, por ese motivo, invitó a productores, bodegueros, ingenieros agrónomos, asesores, vendedores de agroquímicos, y a la prensa para explicar cómo planean redoblar los esfierzos por controlar la aplicación de este producto en la zona.
Vale aclarar que una ley provincial impide la aplicación de 2,4-D éster en gran parte de los departamentos Totoral, Río Primero, y Colón, pero no impide su comercialización. Pero la ley no pudo impedir durante los últimos 15 años que se siga aplicando el producto y dañando a otros cultivos, pese a la prohibición.
El intendente Carlos Ciprián y el presidente comunal Gustavo Ripeloni acompañaron a su par Luis Grión durante la explicación de las acciones que el municipio decidió emprender para ponerle freno al peligroso herbicida.
“Nos hemos reunido con el secretario de Agricultura, Juan Cruz Molina y con Marcos Blanda, pero independientemente de eso hemos decidido enviar una nota dirigida al ministro de Agricultura con la intención de que el 2,4-D sea regulado como si correspondiese a las clases toxicológicas 1A y 1B para, de esta manera, poder extremar los controles sobre las ventas que se producen sobre este producto”, explicó sobre el comienzo de la reunión Grión.
“Hay una decisión política tanto de Vicente Agüero como de Colonia Caroya de que esta zona se transforme en el futuro en un importante centro de provisión de alimentos para la provincia de Córdoba. Con lo afectado que está el cinturón verde de la ciudad de Córdoba, creemos que somos una alternativa importante y por eso estamos trabajando tan fuerte en todo lo que es el riego y el control de la aplicación de agroquímicos”, explicó Grión.
¿En qué cambiaría que el 2,4-D éster pase a ser considerado clase toxicológica 1A y 1B? En los términos de la última ley que regula la aplicación de agroquímicos, cambiaría en mucho porque obliga a expenderlo con receta fitosanitaria y archivar esa receta durante los dos años siguientes. De este modo, se podría seguir el recorrido que hizo ese agroquímico desde que se vendió hasta que se aplicó, cosa que hoy no se puede hacer porque se vende sin receta y se puede comprar en cualquier localidad sin restricción alguna.
Gustavo Ripeloni tomó la palabra más tarde para añadir: “No queremos prohibir absolutamente nada sino regular, controlar. El mal uso y el abuso tenemos que controlarlo porque nos afecta. Lo que se trata de hacer con esto es que se determine el grado de toxicidad para que se haga el seguimiento. No estamos en contra de nadie”.
Santiago Lauret, enólogo de La Caroyense, explicó que envió a realizar análisis al INTA -al Instituto de Fitopatología y Fisiología Vegetal- de 11 muestras para descartar la posibilidad de que la afección de las plantas tengan que ver con virosis y no con efectos de agroquímicos. Todos los análisis dieron negativo. “No son virosis. Que nos dejen de enroscar porque llevamos 15 años con el tema”, concluyó Lauret. El 2,4-D éster sigue preocupando demasiado a Colonia Caroya.
Claudio Minoldo

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