El eminente médico Francisco “Paco” Maglio estuvo en Jesús María disertando sobre la crisis moral en el posmodernismo y dejó la impronta de su sencillez pero también de su profunda sabiduría.
¿Cómo se entiende el título de la charla?
- Crisis moral es la falta de valores morales y valor moral se define como todo aquello por lo cual la vida merece ser vivida y merece ser ofrendada. Ése es un valor moral. En un taller, un adolescente me dice: “Me encanta, vivo por la bicicleta que tengo”. Le pregunté si daría la vida por ella y me respondió que no pero, a su vez, me dijo que sí daría la vida por sus padres. Ahí está la diferencia. La bicicleta es un gusto y su padre es un valor. No solamente vivís con él sino que darías la vida por él.
¿Estamos flacos de referentes morales?
- Hay una situación que se llama la visión desoladora ante una vida sin sentido. Cuando no hay referentes morales, la vida no tiene sentido. En los adolescentes, esa visión desoladora tiene dos destinos igualmente trágicos: o se drogan o se suicidan. Esa falta de valores morales tiene un eje que es la discriminación. Cuando el otro desaparece o, peor que eso, cuando el otro es un enemigo.
¿Se puede ejemplificar esta situación?
- Cuando se cae alguien en un almacén de barrio todos vamos a auxiliarlo porque es un conocido pero cuando eso pasa en un shopping van los de seguridad. Al que puedo necesitar en principio es un enemigo. Esto es lo que está pasando. Estamos eliminando a otro y cuando lo eliminamos nos incriminamos a nosotros mismos. El filósofo Levinas decía: “Yo no soy el otro pero necesito al otro para ser yo”. La gran crisis moral es la discriminación. Se ha naturalizado y lo que se naturaliza no se cuestiona, no se problematiza, no se cuestiona, no se critica.
¿Y qué tiene que ver eso con la salud?
- Jonhatan Mann que era director del programa global de la Organización Mundial de la Salud para VIH/Sida dijo que el eje de la pandemia es la discriminación. Ahora sabemos por los estudios de psicoinmunología que una persona discriminada baja las defensas y este virus produce inmunodeficiencia pero necesita un individuo previamente disminuido en sus defensas. Cuando discriminamos producimos personas frágiles para que el virus se replique. Ahí es donde se unen la crisis moral, la discriminación, y VIH/Sida como cualquier otra patología.
Hoy que llegamos a todo el mundo con la tecnología disponible ¿no debiéramos encontrar referentes morales en cada rincón del planeta?
- Recuerdo una vez en un canal de televisión, con marcha militar de fondo y pantalla en rojo y negro, que decía: “En tal ruta un grave accidente automovilístico. Murieron tres personas y dos bolivianos”. Eso no es al azar. Las palabras no son inocentes. Una palabra se puede articular gramaticalmente pero se construye ideológicamente. En un epígrafe de un diario decía: “Travesti condenado”. Cuando leo me topo con que fulano de tal, chileno, indocumentado, travesti, fue condenado por asesinato. ¡Ah, no, pará! Fue condenado por asesino no por travesti. El periodismo puede, como decía Minguito Tinguitella, levantarte un “manolito” o te podemos enterrar. Y es así. Muchas veces, la publicidad tiene un discurso muy discriminatorio e influye en esas situaciones. El periodismo es como el rayo láser. Puede salvarle la vida a un ciego o puede matar a un tipo.
Lo que nos pasa, es caldo de cultivo para que los pesimistas se salgan con la suya y reafirmen que el mundo no tiene arreglo.
- Lo peor que nos puede pasar es la desesperanza. Dante, en la Divina Comedia, en el frontispicio del infierno hace poner “Dejen toda esperanza los que entran en este lugar”. Siempre se puede hacer algo. Una sola estrella, la más chiquita, convierte una noche en un cielo. Hay que empezar a recobrar esas pequeñas cosas por las cuales la vida merece ser vivida. Siempre podemos ofrecer nuestro corazón. La esperanza son los chicos, nosotros ya estamos jugados, entonces hay que trabajar con ellos como canto de esperanza.
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