Los abuelos y sus familiares festejaron la navidad con un encuentro emotivo y de reflexión.
El área preventivo-social de la residencia geriátrica Nuevo Sol, conformada por la laborterapista Patricia Zupicich, la Trabajadora Social Romina Anzolini, y la Kinesióloga Vilma Roldán, fue la encargada de diseñar la fiesta con la que los abuelos celebraron la Navidad junto a sus familiares.
“Que a esta edad –tenemos un promedio de edad de 80 años- puedan actuar y mostrar sus sentimientos es muy importante. La Navidad para la gente grande es un momento muy emotivo que implica invitar a su familia para que venga a su casa”, señaló Zupicich sobre el encuentro.
Se trata de una fiesta que se viene realizando desde hace 15 años y que se prepara ni bien concluye el festejo del Día de la Madre. Los abuelos cuentan sus cosas, tiran ideas y sobre ese material se diseña la fiesta.
Lo que se pone en escena demuestra que no hay edad para la creatividad, ni para seguir inventando, recreando, y vivenciando. La puesta de los abuelos incluyó una representación de un pesebre viviente con hermosas palabras a cargo de una abuela que reflexionó sobre la importancia del Niño Dios en esta fiesta.
Por ello, la cita con los familiares resulta fundamental como bien reflexionó Zupicich: “Es el momento para revalorizar a las personas de la tercera edad. Uno cree que ya cumplieron un ciclo pero no es así. Son los que nos brindan toda la experiencia porque han hecho un camino muy largo para llegar acá. Hay que escucharlos, aprender de ellos”.
La Geriatría cambió mucho en los últimos 20 años y hoy es un lugar totalmente diferente al que quedó en el imaginario de la gente. Antes, los geriátricos eran como se decía “un depósito de viejos”. Hoy, se transformó en un hogar.
“Acá, el abuelo que toda su vida sembró tiene un lugar donde hacer una huerta y el que se dedicó a cuidar florcitas tiene patio, macetas y cosas para cuidar sus. El abuelo al que le gustaba rezar tiene su lugar o la abuela a la que le gustaba coser. Acá pueden seguir su vida”, relató la encargada de la laborterapia de la residencia.
Es un lugar donde, incluso, florece el amor: “Acá se han formado muchas parejas. Ha surgido mucho el amor, aunque uno no lo crea. Ellos siguen teniendo deseos y siguen enamorándose de las señoras, diciendo cosas lindas, y mirando como se arreglan. Este evento da mucho que hablar en los días posteriores”, concluyó Zupicich.
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