Tiempo Navideño…una nueva posibilidad de fortalecimiento

Una invitación del equipo de profesionales de  Psicología que integran In Scena a vivir el tiempo navideño desde una perspectiva humana, independiente de los sentimientos religiosos que trae aparejado el momento.

Escuchamos la palabra Navidad, y ésta nos remite a muchas otras… fiesta, rito, reunión, alegría, tristeza, religión, regalos, soledad, fuegos artificiales, y tantas otras tan disímiles como habitantes en el mundo hay. Hoy nosotros le sumamos una: fortalecimiento.
La Navidad como rito para los que son cristianos conmemora el nacimiento de Jesús, aquel que vino a salvar el mundo, y con éste el inicio de un nuevo tiempo histórico. Pero nosotros también podemos hacer algo que nos “salve” y no esperar como un juego mágico que algo simplemente se dé.
En estas fiestas si tuviéramos la posibilidad de sacar fotos en distintos hogares seguramente al revelar la película nos encontraríamos con una imagen de una familia reunida cenando, brindando, abrazándose; otra de gente sola, entristecida y en silencio. Una tercera nos pondría de frente con una montaña de papeles abollados que segundos antes recubrían regalos destinados a niños y adultos. Una cuarta imagen nos llevaría a una iglesia donde gente reza esperanzada por el nacimiento de aquel que creen trae la promesa de un tiempo y un lugar mejor.
Y así podríamos describir miles de fotos distintas.
Queremos rescatar hoy más allá de la diferencia de creencias o cultos, la sensación que estos tiempos traen de cambio, de posibilidad de modificar una situación, pero a veces también lo opuesto, el convencimiento de que entre las sumas y las restas en nuestras vidas algo no está saldado. O -peor aún- el enfrentarse a la verdad de la soledad, tal vez sumada a la enfermedad, al desempleo, a la pobreza, a la intuición de que hemos sido abandonados o que no hemos hecho o no hemos podido hacer lo suficiente para encontrar la forma de salir y poder construir otra realidad.
No importa ya cuáles sean los motivos, ni las circunstancias. Lo verdaderamente importante es que aprovechemos este momento para producir un fortalecimiento individual, para establecer vínculos y ­­re-crear relaciones disueltas o al menos para curar heridas de rencor, de dolor que sólo enferman. Aprovechemos la oportunidad de a partir del fortalecimiento individual, condición indispensable para poder salir en busca del otro, provocar un fortalecimiento comunitario.
Que en estas fiestas, símbolo de cambio, nuestros sentidos se acrecienten y podamos detectar el sufrimiento, la soledad, la desesperación, también la alegría, la comunión, la esperanza… y vayamos acercando estos elementos hasta mezclarlos para que la distancia de aquel que no espera nada no sea tanta de aquel que tiene tanta alegría de vivir. Y entonces nos encontraremos con una comunidad que le apuesta al crecimiento de todos, a una comunidad que quiere trabajar para la salud mental de todos los que la componen, salud mental que implica la capacidad de trabajar, de amar, de reír, de jugar, de vincularse, de esperar….
Si podemos lograr esto el resultado será un lugar común compartido, nuestra comunidad con mucha más capacidad de llevar y sobrellevar la cotidianeidad que a veces se presenta de diferentes maneras, tal y como las máscaras del teatro: a veces en forma de tragedia, a veces en forma de comedia…
Que los fuegos artificiales además de festejo sean llamados al otro, a aquel otro quizás desconocido, pero que comparte un mismo tiempo y lugar y forma parte y tiene algo que decir, algo que aportar… algo que pedir.

Fuente: Este artículo comparte, en parte, la redacción con uno publicado en Revista En Familia con fecha de Diciembre de 2006 en la Ciudad de Jesús María.
Claudio Minoldo

Claudio Minoldo

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